En la noche del viernes al sábado, el ministro estaba en Lima, y pasó una "noche toledana" ya que desde las 3 de madrugada en el país andino (siete horas más en España) estuvo continuamente hablando por teléfono con Madrid y Mogadiscio, entre otros destinos, gestionando la liberación de los secuestrados.

El final feliz se produjo, finalmente, sobre el medio día en Perú, cuando el titular de Exteriores estaba reunido con el presidente de este país, Alan García. Desde que el pasado domingo sobre las cuatro de la tarde el ministro conociera la noticia del secuestro, la diplomacia española se activó para lograr la pronta liberación de los secuestrados.

Una de las primeras decisiones, según dichas fuentes, fue el envío a Mogadiscio del embajador español en Kenia, Nicolás Martín Cinto. Este traslado se pensó mucho debido a la peligrosidad y a la delicada situación que se vive en la capital somalí.

De hecho, Martín Cinto ha estado custodiado en Somalia por el equipo del Grupo Especial Operativo (GEO) de la Policía Nacional, que se envió al efecto, y por fuerzas ugandesas de la Unión Africana. Ha estado custodiado en una tienda de campaña que se instaló en la zona, como lugar habilitado para las gestiones.

Para el control y la posterior liberación de los secuestrados también ha jugado un papel fundamental las inteligencia y el aprovisionamiento que ha aportado Estados Unidos.