"El cambio político que está en ciernes en España, al que JoséMaría Aznar denominó la Segunda Transición, contendrá profundos cambios económicos dirigidos a incrementar el bienestar de los ciudadanos", afirmó Montoro.

Agregó que la economía deberá crecer de forma sostenida en torno al 4% de media en los próximos años y consideró "esencial" la adaptación de nuestra economía y nuestra sociedad a las condiciones impuestas por los grandes mercados libres. "La apertura económica no es una cuestión de gustos, sino de sentido común", afirmó.

Para ello, se deberán cometer reformas estructurales y "ganar la batalla" de la inflación, que, estimó, en la primera mitad de 1997 podría situarse por debajo del 3%.

EMPLEO Y DEFICIT

Montoro, durante su intervención se refirió también al paro, que, advirtió, "no es una maldición bíblica", sino producto de la falta de adaptación de las políticas económicas y sociales que han fracasado. En este sentido, afirmó que el desempleo es "la prioridad absoluta de la política económica y social del próximo gobierno de la nación". Aseguró que no se puede soportar más una temporalidad en el empleo que afecta al 35% de los ocupados, además de un paro de larga duración del 20% y una marginación de mujeres y jóvenes.

Para estimular la creación de empleo es necesario, según Montoro, poner menos trabas administrativas, legales y fiscales a las empresas.

Por último, señaló que el déficit público y la deuda "están estrangulando" el desarrollo económico de España: "El pago anual de intereses supera ya con creces la inversión púlica total y equivale a lo que cuesta el sistema sanitario público".