MONSEÑOR SEBASTIAN DICE QUE EL JUZGADO Y EL AYUNTAMIENTO NO SON LUGARES ADECUADOS PARA QUE SE CASEN LOS CRISTIANOS
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El arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, afirma en su carta dominical que el juzgado y el ayuntamiento no son lugares adecuados para que se casen los cristianos.
"Entiendo que ni el juzgado ni el ayuntamiento son lugares adecuados para que se casen los cristianos. Para quienes tenemos f en Dios el lugar adecuado es la iglesia. Sólo Dios es digno testigo y garantía de la plenitud y continuidad del amor", señala monseñor Sebastián.
"En todas las religiones del mundo el casamiento es una celebración sagrada. Donde un hombre y una mujer quieren amarse con plenitud y para siempre nace espontáneamente la referencia a Dios", afirma el prelado.
Sin embargo, puntualiza el arzobispo de Pamplona, "en nuestro tiempo vivimos la enfermedad espiritual de la sospecha contra Dios, contra su exitencia, contra su bondad, su importancia y su compatibilidad con nuestra libertad y felicidad. A veces los eclesiásticos callamos demasiado sobre estas cosas y nos hacemos cómplices del olvido de Dios".
Monseñor Sebastián reconoce que es lógico que quienes no creen en Dios no sientan la necesidad de poner a Dios como testigo de su amor. Pero confiesa que es difícil comprender que unas personas bautizadas, "si conservan alguna fe en Dios, decidan casarse al margen de la Iglesia, en el ayuntamiento o enel juzgado, sin ninguna referencia externa y social a Dios".
En este sentido, afirma monseñor Sebastián, "para quienes creemos en Dios, amarse en plenitud implica amarse y aceptarse el uno al otro de manera absoluta, con una pretensión y esperanza de totalidad que solamente la presencia de Dios puede aportar y garantizar".
También aclara el arzobispo de Pamplona que "en esta referencia religiosa del matrimonio se juega el valor absoluto del amor ofrecido y recibido, así como el valor absoluto de as personas que pretenden unirse con esa intensidad que traspasa los límites del mundo".
"Por eso resulta lamentable, regresivo, que unas personas bautizadas en la fe de Cristo y de la iglesia, renuncien al carácter sagrado y sacramental de su matrimonio", concluye el prelado en su carta.
(SERVIMEDIA)
02 Jun 1995
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