MONER AFIRMA QUE HAY QUE LLEGAR HASTA EL FINAL EN EL 'CASO GAL'
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Eduardo Móner, instructor del 'caso GAL', considera que hay que llegar hasta el final en este asunto ya que, como juez, debe cumplir estrictamente con la ley porque "se me presentan unos hechos y debo investigarlos y valorarlos sin otros condicionamientos".
En una entrevista publicada en el libro de la periodista María Mérida "Hablan los jueces", presentado ayer, Móner, que se define liberal, se muestra convencido de que se acabará con el'caso GAL', sobre el que dice que "hay que acabarlo, no sólo porque será positivo para la sociedad sino porque, como le dije antes, debe prevalecer el imperio de la ley".
El magistrado del Tribunal Supremo confiesa que su mayor preocupación es que la justicia funcione bien "y, en lo personal, acabar lo mejor posible el 'caso GAL'. Deseo que no se cometan desafueros y que se acierte en las resoluciones, cuyo visto bueno debe dar la sala en el momento de juzgar".
Asímismo, dice desconocer el porquéde la reapertura del 'caso GAL', aunque señala que "supongo que el juez Garzón vería algunos indicios a través de declaraciones u otras diligencias que practicó".
"En este asunto, como en todos, las opiniones seguramente estarán divididas, pero ahí hay unas muertes imputadas al GAL que hay que investigar y depurar las responsabilidades a que haya lugar", continúa.
En otro pasaje de la entrevista, Móner afirma que el futuro del presidente del Gobierno no está en sus manos. "Pienso que al llevar ese caso puedo tener una especial responsabilidad para que se resuelva con todo acierto, pero no está en mis manos el futuro del presidente, ni a corto ni a medio plazo".
Preguntado si es factible que pida el suplicatorio de Felipe González, el magistrado responde que "en teoría puede solicitarse de cualquier miembro del Gobierno, incluso del presidente, si concurren los requisitos legales para ello".
Tras asegurar que nunca ha recibido presiones durante su ejercicio jurisdiccional en la democracia considera comprensible y humana en esos momentos las reacciones de algunas personas que, tras los atentados terroristas, aseguran que no es igual asesinar a centenares de inocentes que a veinte asesinos.
GUERRA SUCIA
Sin embargo, indica que "siempre es un error tomarse la justicia por la mano. El que comete un asesinato es igual que el que comete otro asesinato pero, sobre todo, lo más importante es que desde el poder no se pueden dirigir ni dictar muertes".
"La 'guerra sucia' nunca es admisibe y desde la perspectiva de un juez, menos, porque nuestro empeño está precisamente en que prevalezca el imperio de la ley para todos. A los asesinos hay que someterlos al mismo procedimiento judicial y con idénticas garantías, pero eso sí, con todo el rigor de la ley, y aplicarles la condena que ésta señale en cada caso. Y si la ley está mal hecha o no se cumple en ese sentido, es un problema del legislador. Lo que hay que hacer es legislar bien y que luego se cumpla la ley", añade.
Recabada su opinin sobre el conflicto entre el juez Garzón y el Gobierno sobre los 'papeles del CESID', Móner afirma que la colaboración con la justicia es siempre obligatoria, aunque matiza que "la ley dice que la comisión de Secretos Oficiales es la única que debe conocer esos asuntos de Estado y, salvo que el Gobierno los desclasifique, la investigación por parte de los tribunales queda cerrada"
Agrega que "en las legislaciones extranjeras hay un veto o límite que impide ese tipo de investigaciones. En España se deería legislar y aclarar ese extremo a fin de evitar posibles impunidades, sin mengua del respeto a las materias declaradas secretas, y atendiendo a los principios de proporcionalidad y adecuación".
A su juicio, el poder político y el legislativo deben estar sometidos al poder judicial, aunque "no en todos los casos. Por eso digo que resulta necesaria una legislación más clarificadora, en ese sentido, para que no haya duda ni se produzcan conflictos de esa clase".
CORRUPCION
Por otra parte, Móne considera que haría falta en España una regeneración ética ya que, a su juicio, "hay demasiada corrupción por ahí y habría que erradicarla, porque es muy negativa".
Asímismo, estima que la política y la justicia deberían deslindarse ya que, lo contrario, "es muy grave". "De esa forma ni se judicializa la política ni se politiza la justicia. Cada una debe seguir su propio camino y, además, así es como está legislado: independencia plena de los poderes del Estado. Ahora, sin embargo, hay una confusión norme y se mezclan las responsablidades jurídicas y las políticas y eso puede perjudicar y deteriorar el prestigio internacional".
Finalmente, tras señalar que la judicatura española está muy saneada, reconoce que no tiene totalmente claras las cosas en el 'caso GAL'. "Podré tenerlas claras cuando acabe la instrucción del sumario y llegue al convencimiento íntimo de lo que en realidad ha pasado, a través de determinadas diligencias de pruebas", dice.
(SERVIMEDIA)
28 Feb 1996
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