Este convento de monjas franciscanas descalzas, fundado en 1560 por Juana de Austria, hija del emperador Carlos V, contiene obras de gran valor, procedentes en su mayoría de los siglos XVI y XVII, época de mayor apogeo económico en Madrid y, consecuenemente, del monasterio.

La fachada de la iglesia, que se atribuye a Juan Bautista de Toledo y fue renovada en el siglo XVIII por Villanueva, contiene una estatua orante de la fundadora, realizada por Pompeo Leoni.

Desde hace unos años es visitable parte de la clausura, que presenta una variada colección de escultura, en la que destacan el Retablo Mayor y un Cristo yacente de Gaspar Becerra y, sobre todo, una Inmaculada, un San José con el Niño, una Magdalena Penitente, un Ecce Homo y dos Dolorosa, todos ellos de Pedro de Mena. Los frescos barrocos de la escalera son de Agostino Mitelli.