Según el responsable del estudio, este problema es especialmente grave en el caso de los varones jóvenes porque, "una vez que sufren impotencia, no tienen novia, no tienen amigos y ven como su vida se rompe debido a no poder tener relaciones seuales".

El sondeo destaca que el 50 por ciento de los encuestados afirma que padecer impotencia les haría sentirse "totalmente infeliz", y otro 38 por ciento considera que sería "infeliz, aunque trataría de compensar este problema de alguna otra forma".

El director de la investigación considera que "muchos hombres que sufren impotencia real o supuesta no se atreven a consultar el tema con su médico, lo que significa que cuando finalmente lo hacen ya lo han padecido durante mucho tiempo. Mientras,se suelen plantear problemas de pareja e incluso llegar a la ruptura".

Pese a que la realidad refleja otra reacción, 7 de cada 10 encuestados aseguran que acudirían a su médico para intentar resolver el problema, aunque el 65 por ciento de los varones entre 41 y 50 años se muestran más reacios a acudir a un psicólogo.

La mayoría de los entrevistados (65 por ciento) no duda que la impotencia es un problema más psicológico que físico y, entre los factores que influyen en padecerla apuntan la inmaduez sexual, la falta de autoestima y la falta de educación sexual.

La mitad de los encuestados valoran las experiencias sexuales vividas como "positivas" y definen como "igual de satisfactorias" las que tienen con sus parejas y fuera de la relación, a pesar de que el el 60 por ciento afirman que prefieren excluir las relaciones fuera de la pareja.