Así lo expuso hoy la catedrática de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia Petra María Pérez, autora de una guía que pretende informar a los padres sobre cómo abordar con sus hijos la cuestión del consumo de bebidas alcohólicas.

La guía, titulada "Los padres tienen la palabra", será repartida en federaciones de asociaciones de padres a lo largo de este curso. Asimismo, está disponible a través de Internet.

Esta iniciativa cuenta con la colaboración de Cerveceros de España, la Confederación Española de Asociaciones de Padres (Ceapa) y la Federación de Asociaciones de Padres Francisco Giner de los Ríos.

Según datos del Plan Nacional sobre Drogas, el 81% de los estudiantes de entre 14 y 18 años consume alcohol al menos una vez al mes y el 35%, aproximadamente, se ha emborrachado en alguna ocasión.

En opinión de Petra María Pérez, el fenómeno del "botellón" se asocia a la reducción del periodo de infancia, por la cual los niños se apropian de patrones de conducta adultos cada vez a edades más tempranas.

"Los niños cada vez tienen menos espacios y posibilidades de socializarse con gente de su edad. Muchos no tienen hermanos, no conocen a sus vecinos, no van al parque... Se interesan por la bebida porque les desinhibe y les ayuda a relacionarse", dijo.

Pérez insistió en que no hay que "meter en el mismo saco" a las bebidas de alta graduación y a otras como el vino o la cerveza.

La guía contiene pautas de actuación para los padres, según la edad que tengan sus hijos. El diálogo, la información sobre los riesgos que se corren si se consume alcohol y el fomento de valores como la autoestima, el autocontrol y la responsabilidad para tomar decisiones, son algunos de los puntos clave de la guía.

SANCIONES EDUCATIVAS

Por su parte, el representante de la FAPA Giner de los Ríos, José Luis Pazos, aludió a la controvertida "ley anti-botellón", que entró en vigor en la Comunidad de Madrid en julio de 2002.

A su juicio, las multas económicas para los padres de menores que beban alcohol en la calle no son la política a seguir, en primer lugar porque las sanciones económicas "no preocupan demasiado a ciertos sectores de población", y en segundo lugar, porque no reeducan.

En su opinión, sería más apropiado que la sanción consistiera en que padres e hijos tuvieran que asistir a cursos formativos. "Cuando un menor tiene que ser reeducado, hay algún adulto a su alrededor que también ha de serlo", señaló.