El resto de siniestros tienen su origen en causas naturales, fundamentalmente rayos, y en otros de diversa índole que se producen de forma accidental, como los incendios originados por el ferrocarril o los tubos de escape de vehículos que transitan por el monte y las maniobras milatares.

Entre los incendios intencionados, Eimfor destaca aquellos que se provocan en el medio rural con la intención de crear más superficie para astos, para renovar eucaliptales y para eliminar matorrales.

Asimismo, en ocasiones el fuego se origina intencionadamente con el objetivo de que se generen y mantengan puestos de trabajo vinculados a la extinción de incendios o para fomentar la actividad cinegética en una determinada zona, eliminando matorral.

La clasificación de causas de Eimfor también incluye los incendios causados por habitantes de municipios cercanos o incluidos en espacios protegidos para mostrar su rechazo a este tipo de potección.

Respecto a aquellos fuegos provocados con fines económicos para reducir el precio de la madera, Eimfor mantiene que son minoritarios, ya que la utilización de madera quemada para producir papel u otros productos no suele ser rentable.

Finalmente, describe los conflictos entre particulares como causas de incendios intencionados, y entre estos cita el móvil sexual, ya que algunas investigaciones han revelado que el autor de la quema intencionada de un bosque era el amante de la compañera e un bombero forestal, para garantizar la ausencia de éste durante un periodo prolongado de tiempo y facilitar el encuentro de los amantes.

En el apartado de negligencias, Eimfor cita los incendios que se producen cuando se pierde el control del fuego iniciado para quemar restos agrícolas, el desbroce con fuego en márgenes de caminos y carreteras, la quema de rastrojos y pastos, las hogueras que se realizan en el campo para cocinar, las cigarros sin apagar, la quema de basuras domésticas e industriale y los fuegos artificiales.