El misionero español, uno de los que fue apresado por la guerrilla que apoya a la depuesta Junta Militar, manifestó desde Monrovia en una entrevista telefónica que estuvieron a punto de matarles "en cuatro ocasiones".

"En uno de los traslados, nos sentaron a todos los presos y nos dijeron que si Naciones Unidas no frenaba el avance de Ecomog, nos irían matando de dos en dos", narró el misionero.

Garayoa, que se encontraba recuperándose d unas fiebres tifoideas cuando fue apresado en el asalto al hospital de Lunsar, logró recuperarse durante el secuestro, a pesar de la escasez de alimento y la ausencia total de medicinas.

Cuatro días después de la liberación, el religioso reconoce que todavía no puede conciliar el sueño por las noches. Sin embargo, está deseando volver a España para "tranquilizar a mis superiores y que me autoricen a regresar a Sierra Leona".

Otro de los españoles secuestrados, el mallorquín Fernando Aguiló, que rabajaba en el hospital de Lunsar, también aseguró a Servimedia que está deseando retornar a Sierra Leona para poner en marcha de nuevo el hospital.

"Tras el asalto de la guerrilla quedó totalmente destruido, lo destrozaron todo y vaciaron la farmacia. Hay que iniciar la reparación lo antes posible y llevar equipamento desde Europa, aunque no podremos ponerlo en funcionamiento de nuevo antes de ocho o diez meses", se lamentaba Aguiló.

El médico aseguró que todavía no ha superado "el susto y la tesión" que generó el secuestro, pero insiste en que lo importante es que están vivos.

Fernando Aguiló no logra entender por qué fueron capturados por los rebeldes del Frente Revolucionario Unificado (FRU), ya que en el hospital de Lunsar atendían a muchos de sus heridos. "En todo caso los que tendrían que haber tomado represalías serían los de Ecomog", ironizó el misionero.

José Luis Garayoa, Fernando Aguiló y Antonio Mateu, el farmacéutico español que también fue secuestrado, permanecen en Monrova a la espera de poder retornar a España.