LAS MISIONERAS DE RUANDA DICEN QUE "EL INFIERNO CONTINUA AUN Y NO SE VISLUMBRA EL FINAL"

- Presentaron un libro en el que narran su experiencia, con el que recaudarán fondos para reconstruir la misión

MADRID
SERVIMEDIA

Las misioneras de la Congregación de Jesús, María y José señalaron hoy en la presentación de su libro "Esperanza en el infierno de Ruanda" que la dramática situación en este país, de la que es indicativo el título, "continúa aún, y no se vislumbra el inal", según señaló la hermana María Pilar Díez Espelosín.

"En el interior del país, la situación es horrible: a los hutus que entran en terreno tutsi los mutilan terriblemente, les sacan los ojos y les cortan los miembros", explicó la religiosa, "y matan a todos aquellos que saben leer y escribir, lo mismo que ocurre en Burundi".

El libro, cuya recaudación en concepto de derechos de autor se destinará íntegramente a la rehabilitación de la misión que tenían en la colina ruandesa de Crête-Zaire-Nl, destruida en los conflictos ocurridos en el país desde el pasado mes de abril, tras la muerte del presidente Juvenal Habyarimana.

En él critican la lentitud y el retraso de la reacción internacional ante las masacres que se desarrollaban en Ruanda. "Los países occidentales han reaccionado tarde", denuncian tajantemente, "en el Golfo actuaron con más rapidez y eficacia".

VISION SESGADA

Díez Espelosín criticó la labor de algunos periodistas que informan en sus medios sobre la situación de Ruana, "que van de la mano del Frente Patriótico (de etnia tutsi) y que ofrecen una visión sesgada y partidista de las atrocidades, contada sólo a través de la visión de los tutsis".

Estas informaciones ponen como "los malos" sólo a los hutus, en opinión de la monja, que ha denunciado reiteradamente las barbaridades cometidas por ambas partes, lo que le ha valido la consideración de "persona non grata" en uno y otro bando.

Otra de las componentes de la misión, Ana Cuena, explicó que en las comunidade religiosas se suele llevar un diario en el que se registran los aspectos más reseñables del día a día de la congregación, y estas notas han sido el punto de partida del libro.

SECUELA EN LAS CONCIENCIAS

El problema de Ruanda, que ha calado en la sociedad española y del resto del mundo a través del testimonio directo de los misioneros, "aunque ha saltado a la actualidad de una forma muy repentina y puntual, dejará secuelas en las conciencias que van a durar bastante tiempo", aseguró Cuena.

Entr otros casos trágicos, Díez Espelosín recordó cómo tuvo la experiencia de preparar espiritualmente para la muerte a cuatro niñas poco antes de ser masacradas por los soldados que esperaban fuera de la casa: "Les dije que, igual que Jesús en la cruz pidió a Dios que perdonase a sus ejecutores, ellas debían hacer la intención de morir perdonando".

Preguntadas sobre las vías para acabar con la guerra étnica en Ruanda, las misioneras afirmaron que "si la ONU se lo tomase más en serio y actuase de forma muho más enérgica, habría alguna posibilidad, pero también sería necesario que tanto el gobierno en el poder como el gobierno en el exilio tuviesen alguna intención de remediar este conflicto, pero tienen mucha sed de sangre".

"Hemos vivido el infierno de Ruanda en estos últimos meses, pero hemos vivido el cielo de Ruanda durante veinte años: el cielo son los propios ruandeses, pero el pueblo sencillo es víctima de dos grupos étnicos, muy minoritarios, cegados por la ambición de poder", señaló Díez Espeosín.

(SERVIMEDIA)
27 Sep 1994
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