Brown ha asegurado que sólo consumirá vinos ingleses, australianos o neozelandeses mientras dure la prohibición francesa, pero se ha negado a dirigir una campaña para que el resto de los ciudadanos le imiten, ya que, según dijo, el boicot es una cuestión personal.

De esta manera, el ministro de Agricultura británico deja abierta cualquiera de las vías de resolución del conflicto, que ha estado basado en el proteccionismo económco.

Sin embargo, el compromiso personal de Brown contrasta con el de Richard Haddock, vicepresidente del Sindicato Nacional de Agricultores de Inglaterra y Gales, en Devon, quien ha pedido a los consumidores británicos que no compren productos franceses y a los supermercados que los retiren de sus establecimientos.

Asimismo, los agricultores británicos planean bloquear toda importación de alimentos y bebidas francesas que lleguen a los puertos del Reino Unido.

Por su parte, la Comisión Europa anunció ayer que tomará medidas legales contra Francia durante esta semana, si no levanta el embargo a la exportación de carne británica.