Antes de comenzar el acto, a las 11 de la mañana, miles de personas se congregaban en los alrededores de la plaza de Colón de Madrid para asistir a esta jornada donde los obispos españoles denuncian la "dramática" situación de la familia en España.

La celebración comenzó con unas palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, en las que denunció leyes como la del aborto, el matrimonio homosexual y el divorcio.

Blázquez denunció el actual ataque de parte de la sociedad a lo que denomina "la familia tradicional". En este sentido, Blázquez aclaró que "la familia es tradicional porque hunde sus raíces en la naturaleza humana".

El obispo de Bilbao señaló que "la familia cristiana es uno de los servicios seguros que la iglesia puede ofrecer a la sociedad". "El matrimonio y la familia son centros neurálgicos de la sociedad", aseveró.

Por su parte, el arzobispo de Valencia, Agustín García Gascó, expresó la preocupación de los obispos españoles por la deriva de la cultura del laicismo en España. "La cultura del laicismo es un fraude y un engaño, no construye nada, sólo desesperanza por el camino del aborto, del divorcio 'express' y de una ideología que quiere manipular a los jóvenes", en relación a la asignatura de educación a la ciudadanía.

"Por ese camino no se respeta la constitución de 1978, por ese camino nos dirigimos a la disolución de la democracia", advirtió Gascó.

El arzobispo de Toledo, el cardenal Antonio Cañizares, aseguró que "la familia debe ser la primera prioridad mundial" y que "la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas" como las citadas anteriormente.

Cañizares concluyó diciendo que "cuando no se defiende la familia se pervierte las relaciones humanas más sagradas".