A sus 75 años y una vitrina llena de trofeos y títulos deportivos, Miguel Ángel es puro madridismo. Además de jugador, fue entrenador de porteros, delegado del primer equipo, director de la Ciudad Deportiva del club y analista del fútbol. Su lema frente al equipo rival siempre fue: “Es mejor bloquear el balón que despejarlo”, asegura en una entrevista a Servimedia. Esto es precisamente lo que ha hecho desde que recibió la noticia de que tenía ELA en diciembre de 2022. “De momento estoy peleando por tener la máxima independencia y desenvolverme solo lo máximo posible”.

La degeneración de las neuronas motoras que lleva implícita esta enfermedad le ha dejado inmovilizado el lado derecho del cuerpo, pero él no se rinde. “Trato de sacarle partido a esta situación porque aún tengo un brazo con el que puedo hacer cosas por mí mismo”, afirma con contundencia.

Miguel Ángel 'El Gato', en su domicilio de Madrid | Foto de Jorge Villa

FORTALEZA MENTAL

Miguel Ángel rememora el peregrinaje de casi tres años de visitas a especialistas hasta dar con el diagnóstico de la enfermedad. “Pasé por traumatólogos, acupuntores, por un montón de médicos. Me operaron de cervicales, del túnel carpiano, pero el problema no estaba ahí”. “El problema se encontraba en mis neuronas, que se estaban apagando, se estaban muriendo. Era ‘simplemente’ la ELA que empezaba a manifestarse”, explica casi restando importancia al diagnóstico.

La enfermedad se comporta de un modo diferente en cada paciente. “Noto cómo avanza la ELA por semanas, casi a diario”. Llama la atención la serenidad del tono que emplea Miguel Ángel para hablar de su enfermedad. “Desde el primer momento tenía muy claro el camino que me esperaba. Me dijeron lo que era: una enfermedad incurable y mortal”.

Esta leyenda del fútbol afirma que ahora tiene “otros compañeros de equipo” haciendo referencia a las 4.000 personas afectadas de esclerosis lateral amiotrófica que viven en España. “A mí me ha ayudado mucho la fortaleza mental que te aporta el deporte. Aprendes a encajar cualquier gol de la vida, a superar los momentos malos. Todo eso te fortalece muchísimo”, cuenta.

'El Gato', en un parada legendaria ante el Atlético de Madrid | Foto del Real Madrid

LAS OTRAS VIDAS DE ‘EL GATO’

Tras 18 años como arquero de lujo del Real Madrid, Miguel Ángel González Suárez nunca imaginó que ocuparía de nuevo los titulares de la prensa por otro motivo que no fuera el estrictamente deportivo. ‘El Gato’, haciendo gala de su apodo, volvía a ser noticia el pasado año al descubrir ‘otra de sus siete vidas’ muy alejada de la portería y más próxima a los hospitales. Miguel Ángel anunciaba que le habían detectado esclerosis lateral amiotrófica.

Desde entonces, se ha incorporado a la lista de rostros conocidos que se esfuerzan por visibilizar, especialmente a través de las redes sociales, esta enfermedad, como el también exportero y exentrenador Juan Carlos Unzué o Jordi Sabaté, entre otros. Son los ‘influencers de la ELA’, gracias a los cuales se recaudan fondos para la investigación científica.

“Nunca pensé que había sembrado tanto porque estoy recibiendo muchísimo. Cuando viene la gente y se reúne conmigo, me vengo y pienso que algo habré hecho bien”, exclama orgulloso.

María José Arregui, la presidenta ejecutiva de la Fundación Luzón, que promueve la mejora de la calidad de vida de estos enfermos, asevera que “formar parte de un proyecto como el de la entidad es muy alentador psicológicamente para las personas afectadas”.

El comité ejecutivo de esta entidad trasladó el pasado lunes a todos los partidos políticos con representación parlamentaria “un documento que sintetiza las necesidades básicas que debe contener un plan de acción y el abordaje normativo para una atención integral a los enfermos de ELA para que consideren su incorporación a sus programas electorales”, explica Arregui.

Este miércoles, que se conmemora el Día Internacional de la ELA, Miguel Ángel González ‘El Gato’ confiesa que no está dispuesto a perder el partido más importante de su existencia. Puede que haya ‘quemado’ alguna de sus siete vidas, pero aún le quedan unas cuantas por gastar a la enfermedad.