El escrito, leido por Ardanza, manifiesta que estos actos terroristas suponen "un intento por parte de ETA de quebrar la esperanza de una pronta desaparición de la violencia que se ha ido generando en la sociedad y que es incluso compartida por sectores de su propio mundo y de los propios presos".

La Mesa de Ajuria Enea afirma que "hoy estamos en condiciones de imputar la responsabilidad última de los recientes atentados al fanatismo y la intrnsigencia de aquellos sectores que, agrupados en el anonimato de KAS, han impuesto la huida hacia adelante como única estrategia y han optado por continuar con el asesinato, el secuestro y la intimidación como método para doblegar al Estado y a toda la sociedad".

Denunciaron "el cobarde sometimiento y el silencio cómplice de aquellos líderes y militantes de HB e incluso de la propia ETA, que no se atreven a manifestar públicamente su desacuerdo con la estrategia e impiden con su complicidad que se prouzca el abandono de la violencia que ellos mismos, en privado, propugnan".

Asimismo, los representantes de la Mesa por la paz acusaron de "cinismo y desvergüenza" a aquellos que "llaman a los demás asesinos mientras ellos planifican e instigan asesinatos; imputan a los demás la responsabilidad de la crisis económica mientras ellos secuestran, extorsionan y destruyen propiedad pública y privada, acusan a los demás de provocar el enfrentamiento civil mientras ellos dividen Euskadi en dos sociedades contapuestas: la suya y la de los traidores".

Se reafirman en que en el seno de ETA y su entorno civil se constata una situación de disidencia y crítica internas que tienden a la descomposición y a la debilidad tanto de la organización terrorista como de su entorno, y lo achacan, entre otras razones a los golpes policiales efectuados en las últimas fechas.

A pesar de ello, y debido a la capacidad que aún tiene la organización terrorista para matar, son partidarios de mantener "la prudencia como normade nuestras previsiones y declaraciones porque queda aún gente decidida a asesinar para demostrar que existe, capaz de secuestrar para reparar su absoluta falta de recursos económicos y, en definitiva, dispuesta a utilizar las vidas de terceros para acallar las voces disidentes que, desde su própio ámbito, propugnan terminar con la lucha armada".

En consecuencia, la Mesa de Ajuria Enea se reafirma en la estrategia de rechazo hacia esas acciones y de no propiciar el final dialogado mientas que los violntos no manifiesten su viluntad de bandonar la violencia.

Por otra parte, valoraron positivamente la colaboración ciudadana en su ayuda a los miembros policiales y agradecen a los movimientos pacifistas su labor en pro de la paz y la normalización en Euskadi.

Finalmente recordaron el secuestro del ingeniero Julio Iglesias Zamora y pidieron a "toda la sociedad democrática que mantenga viva esa reivindicación" y solicitaron que "nos preste la misma colaboración que siempre nos ha ofrecido en el proeso de pacificación".

A la reunión de Ajuria Enea asistieron como representantes de los partidos el presidente del PNV, Xabier Arzallus; el secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui; el presidente del PP en el Pais Vasco, Jaime Mayor Oreja y el secretario general de UA, Pablo Mosquera.