La situación era sólo ligeramente mejor que un año antes, ya que en diciembre de 1996 estaban inscritos algo más de medio millón de parados con más de 24 meses de antigüedad en las listas de empleo.

Eso significa que casi uno de cada cuatro parados llevan más de dos años intentando infructuosamente lograr trabajo a través del Inem, puesto que la cifra total de desempleados ascendía en diciembre del año pasado a 2.075.659 personas.

Ls datos del Inem muestran igualmente que los parados de larga duración, categoría en la que oficialmente entran todos los que llevan más de un año sin trabajo, sumaban 815.956 a finales del ejercicio del 97.

Entre los parados con más de 24 meses predominan los de baja formación académica: algo más de 30.000 no tienen estudios, 182.858 poseen sólo el certificado de escolaridad y 146.811 únicamente pasaron la EGB.

No obstante, también hay en esa situación un colectivo no desdeñable de 21.084 univeritarios, además de 20.087 titulados medios, 44.220 titulados de BUP y 41.384 parados con títulos de Formación Profesional.

El análisis por edades revela que el paro de muy larga duración afecta a todos los tramos de la población laboral que busca trabajo. Sólo disminuye drásticamente a partir de los 59 años, debido presumiblemente a la falta de perspectivas de los parados de este grupo de edad y al consiguiente desánimo para apuntarse en el Inem.

Por lo que se refiere a los sectores en los que prtenden emplearse estos parados de muy larga duración, 91.990 buscan ocupación en la hostelería, el comercio o la seguridad privada, y 79.876 de administrativos.