En una carta enviada a los senadores esta semana, el citado comité señala que los médicos no desean que haya salas para fumadores en las empresas, tal como defienden ahora los partidos políticos CiU, PNV, IU, ERC y BNG.

La no existencia de espacios habilitados para echar un pitillo en los centros de trabajo "es la mejor solución para la salud de todos y la productividad de las empresas", señala el presidente del CNPT, el doctor Rodrígo Córdoba, quien añade que "con leyes claras y firmes no se van a originar conflictos, como no ha ocurrido en ningún país ni en decenas de empresas españolas que ya aplican esta medida desde hace años".

Los médicos sostienen que siete de cada diez trabajadores que fuman desean abandonar el tabaco cuanto antes mejor, y que ese objetivo se facilitará si a partir del próximo 1 de enero (fecha en que entrará en vigor la nueva ley) las empresas se consideran espacios libres de humo.

"Es cuestión de mentalidad", explica el doctor Córdoba,porque los fumadores saben que en cierto modo se les pasan las ganas de fumar cuando entran en un recinto donde no está permitido.

"Es uno de los aspectos psicológicos que están relacionados con el tabaco", continúa, "y lo que queremos es que ese reflejo condicionado se extienda también a las empresas".

Así, "si un fumador habitual comprende que es capaz de estar sin fumar hastatres o cuatro horas seguidas y que no le ocurre nada por ello, habrá dado un gran paso para superar definitivamente la adicción", asegura el presidente del comité.

En cuanto a los centros de ocio, el CNPT juzga "impecable" la redacción actual de la ley, que pretende proteger a los no fumadores en los centros de ocio mediante separaciones físicas completamente compartimentadas y con ventilación independiente.

El doctor Córdoba manifiesta que ampliar este período a más allá de 2006, como quieren los hosteleros, "tendría como efecto una pérdida de credibilidad de la ley".

En su opinión, el tabaco no se puede prohibir pero sí se debe regular estrictamente para que en unos años pierda su carácter epidémico