En la actualidad no existe ninguna vacuna eficaz contra la malaria, enfermedad que causa entre 1 y 3 millones de muertes al año en todo el mundo, siendo la principal enfermedad parásita en los pases en vías de desarrollo y que afecta especialmente al Africa subsahariana.

El Servicio de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, junto con el Centro de Investigación en Salud de Ifakara, en el sur de Tanzania, han marcado un hito en la lucha contra la malaria al descubrir una nueva estrategia de prevención en grupo de lactantes, la población más expuesta a esta infección.

La estrategia consiste en un tratamiento intermitente con un compuesto antimalárico tradicional, la sulfadoxina. Esa se administra a los bebés con 2, 3 y 9 meses de vida, coincidiendo con las visitas médicas concertadas dentro del programa universal de vacunación de la OMS (la Organización Mundial de la Salud), el llamado Programa de Inmunización (PAI), que incluye vacunas como las de la difteria, el tétanos y la polio.

El tratamiento se administró a 701 bebés de Tanzania, con un seguimiento que duró 12 meses, recibiendo paralelamente un suplemento de hierro entre los 2 y 6 meses. Con ello han conseguido resultado espectaculares, al reducir en un 59% la tasa de incidencia de la malaria clínica, en un 50% las anemias severas (la manifestación más letal de esta enfermedad, junto con la fiebre elevada), en un 30% cualquier hospitalización y en un 13% los episodios de fiebre.

Lo más importante es que se trata de una intervención sencilla, eficaz y barata (tan sólo supondría añadir 37 pesetas al coste de la vacunación establecida por la PAI) y combinable con el programa de inmunización de la OMS, lo que garantiza l accesibilidad a este tratamiento. Los buenos resultados obtenidos han sorprendido a la OMS, que se plantea su implantación.