Además de con los mayores y con los que toman medicación, los médicos de familia advierten de que hay que extremar la precaución con otros grupos de pacientes como los enfermos crónicos y encamados, los menores de cuatro años, los que padecen alguna enfermedad mental o los que presentan obesidad y las personas que trabajan al aire libre.

"Beber mucho líquido, protegerse del sol, ventilar adecuadamente los espacios, prestar atención a las personas más frágiles como niños y ancianos y, en definitiva, actuar con sentido común sin confiarse en exceso son las claves para prevenir las consecuencias de la ola de calor", señalan estos facultativos.

Recuerdan la importancia de no realizar ejercicio físico en las horas de más calor y de beber líquidos de manera abundante, a pesar incluso de no tener sensación de sed.

En la misma línea, recomiendan evitar comidas grasas y demasiado abundantes y aumentar la ingesta de frutas y verduras para reponer las sales minerales que se pierden con el sudor.

En el hogar, insisten en evitar la entrada del sol y el calor, manteniendo las persianas bajadas e incluso cerrando las ventanas si el aire de la calle es muy caliente, hasta la llegada de la noche.

GOLPE DE CALOR

Por otra parte, los médicos de cabecera recomiendan descansar en un lugar fresco y tomar zumos de frutas o preparados ricos en sales minerales si aparecen calambres musculares en piernas, brazos, o abdomen y consultar con el médico de familia si esta situación dura más de una hora.

Ante un golpe de calor (cuando el cuerpo no puede controlar la temperatura, elevándose de manera rápida por encima de los 40 grados y perdiéndose la conciencia) se debe desplazar al afectado rápidamente a un servicio de urgencias, preferiblemente de un hospital, subrayan los médicos de familia.