El americio 241 enterrado cuatro metros por debajo del nivel del suelo se utilizó hace dos décadas para realizar sondeos geológicos para determinar la profundidad a la que se encontraban las aguas subterráneas.

Cuando este sistema se quedó anticuado, el americio 241 se enterró en un depósito subterráneo protegdo con una tapa metálica y otra de hormigón y señalizado con la señal amarilla sobre fondo rojo que alerta sobre el riesgo radiactivo.

No obstante, el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente está interesado en que esta instalación radiactiva, catalogada como de segunda categoría y de tipo industrial, sea clausurada.

Sin embargo, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha mostrado reticencias a trasladar esta sustancia radiactiva al único cementerio de residuos de bja y media actividad que existe en España, El Cabril (Córdoba), ya que los isótopos de americio 241 son de vida larga.