Soler aseguró que "en los casos de especial gravedad se han abierto expedientes para procurar soluciones urgentes" y explicó que durante 1993 se realizaron auditorías ambientales en 86 empresas de26 sectores de actividad, en las que trabajan unas 8.000 personas y de las que se dedujeron 600 medidas correctoras y 30 expedientes sancionadores.

Las deficiencias medioambientales detectadas afectan tanto a las emisiones a la atmósfera como al vertido de efluentes líquidos y, particularmente, a la gestión de residuos tóxicos y peligrosos.

En cuanto a las emisiones de contaminantes a la atmósfera, las auditorías reflejaron, entre otras conclusiones, que ninguna de las industrias clasificadas com potencialmente contaminantes "cuenta con autorización medioambiental específica de puesta en marcha y funcionamiento" y que "solamente una realiza el control reglamentario de sus funciones y tres ejercen algún tipo de control". Entre los contaminantes más significativos emitidos, destacan las lluvias ácidas, metales pesados, esmaltes y disolventes.

Soler destacó el alto grado de aceptación que ha tenido la comunicación de los déficits a las industrias y su predisposición a tomar las medidas correctors en un plazo de tiempo razonable.