El rey don Juan Carlos ha sido el encargado de imponer la medalla que acredita a los nuevos miembros, entre los que están la catedrática María del Carmen Iglesias, que ocupará el sillón "Monstesquieu"; el ex director de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, que tendrá el "Leonoardo Da Vinci"; el ex presidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en el sillón "Manuel Godoy", y el lingüista, crítico y crítico literario búlgaro Tzvetan Todorov, en el sillón "Jean-Jacques Rousseau".

En el transcurso del acto, Todorov recibió la noticia de que ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2008, fallado hoy en Oviedo.

También han ocupado su puesto la presidenta de la Academia portuguesa de Historia, Manuela Mendo‡a, en el sillón "Juana de Arco"; la fotógrafa y editora Inge Schoenthal, en el "Clara Zatkin"; el ex presidente de Finlandia Martti Ahtisaari, que tendrá el "Nicolaus Copernicus"; la ex ministra de Justicia de Rumanía Mónica Luisa Macovei, en el "Eugéne Ionesco", y el ex presidente de Checoslovaquia Václav Havel, que ocupará el "Franz Kafka".

En nombre de todos ellos tomó la palabra Todorov, quien ahondó en su discurso sobre la necesidad de conformar una identidad espiritual y cultural de Europa. "La Unión Europea existe ya, y todos conocen las grandes líneas de su organización política y administrativa. En cambio, no existe acuerdo unánime cuando nos preguntamos en qué consiste nuestra unidad cultural y espiritual", afirmó.

"RENUNCIA A LA VIOLENCIA"

Todorov subrayó que "la identidad europea se basa en la renuncia a la violencia, pero el reconocimiento de la pluralidad interior no se limita a la ausencia de hostilidades armadas. La proximidad de los otros no sólo no es ya una amenaza, sino que se convierte en una fuente de beneficios".

"En el seno de la Unión", añadió, "no todos los Estados tienen el mismo peso, pero todos se pliegan a la misma justicia. Por ello, los más poderosos se ven obligados a ayudar a los que son más débiles; los derechos no dependen de la fuerza".

"Su unidad reside más bien en su manera de administrar las diferentes identidades regionales, nacionales, religiosas o culturales que la constituyen, dándoles un nuevo estatuto y aprovechando esa misma pluralidad", apostilló el lingüista búlgaro.

"LOS EXTRANJEROS, SERES HUMANOS"

Todorov también aludió en su discurso a la inmigración y, al respecto, señaló que "en el territorio europeo, los residentes de países extranjeros no pueden tener los mismos derechos que los ciudadanos, pero no habría que olvidar que son seres humanos como los demás, animados por las mismas ambiciones y aquejados de las mismas carencias".

Si consigue mantener este rumbo, destacó, "la Unión Europea servirá de ejemplo a otras regiones del mundo por su forma de gestionar las relaciones entre sus múltiples miembros". "El pluralismo de los orígenes y la apertura a los otros se convirtieron en la marca de Europa desde sus orígenes", concluyó.