Barceló indicó que “el periodista en tiempos del 23-F cumplía una misión que era querida por los ciudadanos y había una lealtad a los medios” y añadió que el papel del periodista ahora en el proceso de elaboración de la información “se ha visto condicionado por las nuevas formas de transmisión, como la del periodismo ciudadano”.

Como retos, Barceló también citó que para el lector actual ya hay poca sorpresa ante la prensa, por lo que el periodista tiene ante sí “el desafío de estar a la caza de la vanguardia”.

Utrera agregó que los profesionales se les denigra, se les utiilza "y se nos niega constantemente porque somos transmisores de otros. A veces los mismos que nos han filtrado la información después nos desmienten en público”. “Lo grandioso de la profesión está en alternar con príncipes y mendigos”.

Por su parte, José Manuel González Huesa recordó ese día, el del 23 de febrero de 1981, cuando estudiaba Periodismo y siguió los acontecimientos desde la radio. “El papel de los periodistas entonces fue determinante, porque había una población colapsada, impactada y no teníamos los medios de los que disponemos ahora. Tuvimos oscuridad durante muchas horas y hasta la madrugada no se emitió el discurso del Rey, de manera que la sociedad española esperaba despierta a ver qué ocurría, gracias a la prensa”, rememoró.

“Los vecinos se juntaban entonces para ver la televisión, los periódicos tiraban ediciones especiales y el proceso era más complejo. Escribías, alguien te corregía la pieza, se componía, iba a la rotativa y después a la distribución”, explicó en referencia también a cómo “la gente devoró los periódicos porque la prensa le daba una sensación de tranquilidad; la democracia triunfó y estoy convencido de que en la movilización de más de un millón de personas de aquellos días, la prensa tuvo mucho que ver".

González Huesa destacó que "aquellos periodistas eran unos privilegiados y en el Congreso apenas llegaban a treinta. Eran gente mítica, bien formada, como Luis Carandell, Víctor Márquez Reviriego o algunos por entonces jóvenes, como Soledad Gallego Díaz, Pilar Cernuda o Julia Navarro”.

El director general de Servimedia manifestó que en la actualidad “se sigue haciendo periodismo pero en otros formatos. Lo que ha cambiado radicalmente es el papel del editor de periódicos, que era muy diferente y esa figura es absolutamente necesaria y vital para un medio de comunicación. El editor era el propietario del medio y hasta la información (Polanco, Juan Tomás de Salas, Antonio Asensio…)”.

Ahora, por el contrario, “los dueños son, por un lado, los inversores, y, por otro, los usuarios, porque la información fluye ya en un nuevo entorno, que es el de las redes sociales, que son ahora los nuevos intermediarios. Por eso reivindico al periodismo más que nunca, porque además en España se hace un periodismo excelente, mejor que el que se hace en otros países”, señaló.

Barceló, en este sentido defendió la línea editorial de un medio de comunicación y dijo que “los medios se tienen que definir por sus líneas editoriales porque si no todos serían iguales. Lo importante es ser buenos profesionales y trabajar bien la información”.