MAXIMO CAJAL DENUNCIA QUE NINGUNA AUTORIDAD QUISO AYUDARLE PARA EVITAR LA MASACRE DE LA EMBAJADA ESPAÑOLA EN GUATEMALA

MADRID
SERVIMEDIA

El diplomático Máximo Cajal declaró hoy ante el juez de la Adiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco que ninguna autoridad guatemalteca quiso ayudarle para evitar la masacre que tuvo lugar en la Embajada de España el 31 de enero de 1980, según informaron hoy fuentes jurídicas.

Cajal declaró como testigo, en relación al asalto de la Embajada de España en Guatemala, ocurrido el 31 de enero de 1980, del que fue el único superviviente y en el que murieron 39 personas, entre ellas el padre de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, quien, junto con otros compañeos, ocupó pacíficamente la sede diplomática española.

Máximo Cajal relató cómo, tras hablar con los asaltantes de la embajada trató de comunicarse con el entonces ministro del Interior guatemalteco, Donaldo Alvarez, para pedirle que no interviniese la policía, dado que el grupo quería abandonar la Embajada de España, pero tenía miedo a ser "ejecutado".

Sin embargo, el diplomático sólo logró hablar "con un viceministro", el cual le contestó que la situación era "muy difícil y que no podían hacer nda". Entonces, Máximo Cajal se comunicó con el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, quien, a su vez, se puso en contacto con su homólogo en Guatemala, Eduardo Castillo.

Siempre según las mismas fuentes, Máximo Cajal narró como, después de diversas llamadas telefónicas, se escuchó una "explosión seca", tras la cual entraron una serie de policías armados con una "especie de fumigador, rompiendo las puertas con hachas e iniciando el fuego".

Los bomberos no llegaron hasta pasadosmás de diez minutos, cuando el fuego ya se había propagado y 38 personas habían muerto, excepto un indígena llamado Gregorio Yujá y Máximo Cajal, quien salvó la vida gracias a una voluntaria de la Cruz Roja llamada Odette Arzú. Esta mujer impidió que los soldados le disparasen en la cabeza, al advertir a gritos que era el embajador de España en Guatemala.

TRASLADO AL HOSPITAL

Tanto Cajal, acompañado por la voluntaria de la Cruz Roja, como el otro superviviente fueron trasladados a un hospital. El dilomático español estuvo custodiado por los embajadores de Venezuela, Chile y Estados Unidos, quienes presenciaron cómo unos desconocidos secuestraban a Gregorio Yujá. Este hombre apareció muerto días más tarde.

Temiendo por la seguridad de Máximo Cajal, se decidió trasladar al diplomático español a la Embajada de Estados Unidos, cuya fachada fue tiroteada, según las mismas fuentes.

El asalto a la Embajada de España es uno de los casos denunciados ante la Audiencia Nacional por la Premio Nobel de a Paz Rigoberta Menchú, quien acusa de genocidio, terrorismo de Estado y torturas a las autoridades militares de Guatemala anteriores alos actuales acuerdos de paz.

Rigoberta Menchú acusa de ordenar más de 23.000 ejecuciones a varios militares, entre ellos el general José Efrain Ríos Montt, Benedicto Lucas García y Oscar Mejía Víctores, además de un coronel y dos civiles.

DEFENSOR DEL PUEBLO GUATEMALTECO

Por otra parte, el procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Julio Eduardo Arango Esobar, que ejerce las mismas funciones que el Defensor del Pueblo español, ha solicitado su personación en el caso como acción popular.

La Premio Nobel de la Paz está personada en este caso como acusación particular, dado que entre las víctimas mortales se encuentran, además de su padre, su madre y un hermano de 16 años.

Su madre fue secuestrada, torturada y violada durante varias semanas, tras lo cual fue abandonada en una ladera, donde encontraron su cuerpo devorado por los depredadores. Su hermno Petrocinio, de 16 años, fue martirizado durante 16 días, antes de ser desollado y quemado vivo junto con otras personas.

(SERVIMEDIA)
24 Mayo 2000
VBR