Mauricio Anglés, de 16 años, llegó a los juzgados dos minutos antes de las diez de la mañana y su declaración se prolongó durante más de dos horas. Explicó ante el juez los detalles de lo que hizo a partir del 13 de noviembre de 1992, fecha en la que desaparecieron las tres jóvenes, según explicó el abogado de las familias, José Miguel Romero.

En la declaración estuvieron presenes, además de Romero, el abogado de la acusación particular de la asociación Clara Campoamor, Virgilio Latorre, el fiscal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Enrique Beltrán, y el letrado Joaquín Camins, defensor del único encarcelado hasta el momento por este caso, Miquel Ricart.

Romero se refirió, a la salida de los juzgados, a las declaraciones de Ricart, en las que se contradice a si mismo y en las que ahora asegura que Mauricio Anglés tomó parte en los hechos, y dijo quecuando existen versiones contradictorias es importante contrastarlas para poder sacar "algo de luz".

Los letrados, que no pudieron informar a la prensa debido al secreto de sumario, explicaron que es posible que el careo entre Mauricio Anglés y Miquel Ricart se lleve finalmente a cabo, a pesar de que el primero no esté inculpado en el caso y podría participar en calidad de testigo.

Tampoco se descarta que el pequeño de los Anglés deba someterse a más pruebas biológicas para comprobar si son suyoslos pelos que se encontraron entre los cadáveres de las niñas y que no corresponden a Ricart ni a Antonio Anglés, sino a una tercera persona.

Estos pelos fueron hallados en los análisis llevados a cabo por el catedrático forense Luis Frontela, quien aseguró hace unos meses que el curso de la investigación cambiará con los resultados de las pruebas que realizó.

Por su parte, el abogado Romero consideró que es "demasiado pronto" para saber si las últimas declaraciones de Ricar y Mauricio Anglés vana cambiar el curso del sumario.

Al finalizar su declaración, Anglés salió de los juzgados esposado y escoltado por efectivos de la Guardia Civil, que le devolvieron al centro de menores de Godella (Valencia), de donde se había escapado poco antes de su detención el pasado lunes en su casa de Catarroja.

Mientras, el presunto asesino de las tres niñas, Antonio Anglés permanece en paradero desconocido después de haber burlado el cerco policial en enero de 1993, cuando unos agricultores encontraron smienterrados los cadáveres de las tres niñas, torturadas y violadas en el paraje conocido como "La Romana", cerca de Tous (Valencia).