La intención de construir unas 200 nuevas presas y de encauzar más de 1.000 kilómetros de ríos y arroyos, según aseguró Eva Hernández, responsable de la campaña de Hábitats de Greenpeace, convertirá a España "en una reserva de bosques sumergidos".

Esta organización denunció que el encauzamiento de ríos y arroyos provocará la conversión de los ecosistemas fluviales en "estériles canales de agua" y que la inndación de valles, que albergarán las presas proyectadas por el Gobierno, causará graves estragos sobre el medio ambiente.

Por ejemplo, asegura Greenpeace, la presa de Itoiz, en Navarra, inundaría las bandas de protección de tres reservas naturales y dos Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA); el embalse de Caleao, en Asturias, sumergiría bajo las aguas hayedos en excelente estado, y el embalse de Castrovido, en Burgos, inundaría amplias extensiones de robledales maduros y varios kilómetrosde bosques de ribera.

El embalse de la Garita, en Cuenca, destruiría bosques de galería únicos; el de Andévalo, en Huelva, anegaría amplias extensiones de dehesas y supondría la desaparición de más de 200.000 encinas centenarias, y el de Hozgarganta, en Málaga, anegaría parte importante del Parque Natural de los Arcornocales.

Greenpeace indicó que varios de los proyectos hidráulicos cuentan ya con declaración de impacto ambiental negativa, como ocurre con Omañas, en la provincia de León; Vidriero, en Palencia; Cerros Verdes, en la comunidad extremeña, y Pozo de los Ramos y Matallana, en Guadalajara.

Estas manifestaciones las realizó hoy Greenpeace con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua y del Día Forestal Mundial.