La estimación, hecha desde febrero el 93 hasta la pasada noche de Reyes, aporta además, la peculiaridad de que "ellos las prefieren suntuosas"; los vándalos escogen siempre los panteones, cruces y lápidas más lujosos, mientras "pasan" de mediocridades.

La Guardia Civil no ha cosechado ningún éxito hasta el momento, pese a la custodia nocturna desplegada en algunos cementerios y a las intensas investigaciones.

Dicha falta de resultados no es extraña, habida cuenta de los 220 camposantos existentes en Valladolid y el carácter esporáico de los asaltos, a la par que abre paso a todo tipo de conjeturas.

Las últimas dos localidades que han sido víctimas de los desmanes en la noche del día cinco, fueron Serrada y Foncastín, en donde se ha destruído un centenar de tumbas por valor de unos 60 millones de pesetas.

También se vieron afectadas a lo largo del pasado año en Valladolid, los pueblos de Cigales, Fuensaldaña, La Cistérnica, Villanubla y Villafuerte.

Las sospechas se distancian cada vez más de las sectas. Los expertos udan de que grupos como "los luciferinos" sean los autores de semejantes ataques, ya que estas congregaciones, según el testimonio de Pepe Rodríguez --- autor de varias novelas sobre organizaciones sectarias y experto en el tema --- , "celebran sus ritos de forma bien distinta, y nunca dejan huellas de su presencia".

La Delegación del Gobierno en Castilla y León ha anunciado mayor vigilancia, especialmente estos días, tras la reciente profanación.

Los vecinos de las localidades afectadas, que se en obligados a fuertes desembolsos para reponer los expolios causados en las sepulturas de sus seres queridos, claman justicia.