Según las fuentes penitenciarias consultadas por Servimedia, a 1 de junio de 2005 permanecían reclusos por este tipo de delitos un total de 365 presos, lo que constituye en torno al 1 por ciento de la población reclusa española.

Bajo el epígrafe de delitos contra la libertad, la legislación española incluye conductas criminales como el secuestro, que supone la detención ilegal de una persona con el fin de lograr un rescate o que se satisfaga alguna condición para dejar al retenido en libertad.

Este tipo delictivo, bajo el que se incluyen los denominados "secuestros express" que se están registrando en algunos puntos de España, está castigado con una pena de prisión de 6 a 10 años, aunque la condena puede aumentar o disminuir este número en función de las condiciones en las que se ha cometido el delito.

Al mismo tiempo, el delito de detención ilegal tiene un ámbito más amplio, ya que que entiende por el mismo a quien retiene a otra persona impidiéndole su libertad de movimientos.

Para que esta conducta delictiva se lleve a efecto es necesario que la retención se realice por la fuerza o con violencia, ya que también puede utilizarse el engaño para privar de libertad a una persona.