"La enurisis", explicó el especialista, "consiste en la liberación involuntaria de orina bien nocturna o diurna, una vez que ha transcurrido la edad que se considera necesaria para adquirir el hábito de retención de la orina y micción voluntaria".

Los bebés, a partir de los 2 año comienzan a adquirir el hábito de la sequedad. En los países occidentales esta edad se sitúa en torno a los 5 ó 6 años, si bien entre un 10 y un 5 por ciento de los niños siguen mojando la cama dos o más veces por semana. A los 10 años sólo el 7 por ciento tienen enuresis nocturna y a los 15 años un 1% de ellos continúa padeciendo de esta afección, incluso durante la edad adulta.

Según el doctor Marina, sólo en Estados Unidos se estimó que en 1987 existían entre 5 y 7 millones de niños y adolescentescon enuresis nocturna.

"La prevalencia", señaló el especialista, "es más alta en grupos de menor nivel social, primogénitos o hijos únicos y en niños que han tenido algún problema psicológico a la edad en que deberían haber desarrollado el hábito de no mojar la cama. De cualquier manera, muchos niños que padecen el problema tienen personalidad normal, dándose casos en todos los niveles socioeconómicos y educacionales".

Existen varias causas aceptadas como posibles desencadenantes de la afección, sí como varios factores que pueden contribuir a su desarrollo. En primer lugar, el componente génetico: en niños cuyos padres fueron enuréticos se estima una incidencia del 77,3%; si sólo uno de los padres lo fue, del 44%, y sin antecedentes paternos, del 15%.

También existe incidencia elevada en el caso de gemelos y mellizos. Entre otras causas, figuran la menor capacidad de la vejiga urinaria, disfunción del esfinter, aumento de la cantidad de orina nocturna por disfunción en los sistemas que regula ésta, así como problemas de despertar.

Los tratamientos aplicados para el control de la orina son también muy variados, y hoy en día existen diferentes tratamientos posibles. Los no farmacológicos incluyen la utilización de dispositivos electrónicos sensibles a la húmedad que requieren de un entrenamiento en padres e hijos, debiendo los padres, al principio, dormir con el niño y ayudarle a despertar como respuesta a la alarma.

"También", agregó el especialista, "se han aplicado tratamientos psiclógicos y de dieta, entre otros. El tratamiento farmacológico sigue siendo el favorito tanto por parte de los médicos como de las familias. Hasta ahora los tratamientos disponibles consisten en: antidepresivos y anticolinérgicos, principalmente, si bien estos tratamientos no resultan aplicables, en ocasiones, debido a su alta incidencia de efectos secundarios".

Las estadísticas revelan que solamente un 38 por ciento de los padres piden consejo al médico, lo que puede ocasionar problemas en el niño en u relación con la familia. De un 23 a un 35,6 por ciento de los padres confiesa haber castigado alguna vez a su hijo por mojar la cama.