A través de la iniciativa se imprimirán 30.000 trípticos, provistos de un imán para pegar en la nevera, que contienen consejos prácticos para el uso seguro de las instalaciones de gas.

De estos trípticos, 15.000 van a ser distribuidos por la Asociación de Empresarios de Fontanería, Saneamiento, Gas, Calefacción, Climatización, Electricidad, Mantenimiento y afines de Madrid (Asefosam) coincidiendo con la realización de revisiones periódicas de instalaciones.

El resto serán distribuidos por la Comunidad de Madrid a través de ayuntamientos, organizaciones de consumidores y asociaciones de inmigrantes, entre otras entidades.

Entre otras recomendaciones, se recuerda a los usuarios que las instalaciones deben ser revisadas cada cuatro años como máximo, y por una empresa autorizada que debe notificar la fecha de la visita.

Asimismo, otra de las medidas a tener en cuenta es la de vigilar que la llama sea de color azul, lo que demuestra que la combustión es correcta, que no se deben obstruir los conductos de ventilación ni de salida de gases producidos por la combustión y, que es fundamental evitar derrames de líquidos y corrientes de aire que puedan apagar la llama.

También aconseja abrir las ventanas en caso de olor a gas, no provocar llamas ni chispas, ni accionar interruptores eléctricos, y avisar al servicio de urgencias. En las instalaciones de butano/propano, hay que velar por el buen estado del regulador y del tubo flexible de goma.

Asimismo, se recuerda a los usuarios que la bombona de gas en uso nunca se colocará en zonas próximas a altas temperaturas, como hornos y fuegos, y que debe estar en un habitáculo aireado no hermético.

Igualmente, advierte de que una deficiente salida de los productos de la combustión o un mal funcionamiento del aparato a gas puede producir riesgos graves de intoxicación, que la combustión de las calderas estancadas es más segura que la de las atmosféricas y que hay que revisar la chimenea del edificio, debido a que la salida de humos puede estar obstruida por hojas, ramas, nidos u obras mal ejecutadas.

El número de usuarios de gas en la Comunidad de Madrid se ha ido incrementando en los últimos años hasta llegar a 1.663.000 clientes de GLP (gases licuados del petróleo canalizado y envasado), es decir, bombonas de propano y butano, y a un número de usuarios de gas natural que supera el millón y medio de clientes en la actualidad.