Trinidad Jiménez explicó, en un desayuno con Servimedia, que el PSOE conoció los detalles del viaje de González a Marruecos y sabía, desde el mismo momento en que se estaba gestando la polémica, que el ex presidente no había tenido ningún encuentro con ninguna autoridad de ese país.

Por ello, se mostró convenida de que el Gobierno utilizó una información que sabía falsa, elaborada "sin ningún rigor" por parte de la Embajada española en Rabat, con la única finalidad de "erosionar a un ex presidente". "Es un hecho gravísimo que tiene un calificativo: mentira de Estado. No es el hecho en sí de una entrevista o no, es el hecho de utilizar una institución del Estado para hacer daño a un ex presidente del Gobierno".

Jiménez se mostró segura de que fue Cabanillas quien hizo esa utilización con la colaboración dePiqué, que persistió en la mentira pese a los desmentidos del propio González. "Tienen que pedir excusas, pero tiene que haber también una depuración de responsabilidades", reiteró.

Por ello, reclamó el cese del embajador, Fernando Arias-Salgado, pero consideró también que la actuación de los ministros Cabanillas y Piqué "requiere una reprobación parlamentaria".

Esa solicitud de reprobación será formulada, según explicó, por el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, al presidete del Gobierno, José María Aznar, durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados el próximo miércoles.

Puesto que los demás grupos han calificado de "escándalo" la actuación del Ejecutivo, Trinidad Jiménez avanzó que el PSOE les pedirá el respaldo a esta petición de reprobación.

ESCANDALO SIN PRECEDENTES

La dirigente socialista recordó que González recibe, en virtud de un decreto, tratamiento de presidente, "y ya es hora de que se le trate como tal, con el respeto debido". El Goberno, dijo, debe entender que González es visto fuera de España no sólo como ex líder socialista, sino como ex presidente, y que en sus viajes al exterior trata siempre de defender los intereses de su país.

Por ello, agregó, lo lógico hubiera sido que el Ejecutivo actual hubiera descolgado el teléfono para pedirle disculpas, "y la polémica se hubiera zanjado ahí". Sin embargo, la persistencia en la mentira ha magnificado lo sucedido hasta convertirlo "en un escándalo político de magnitudes sin precedetes en una democracia consolidada como es la española".

Junto a la "seria llamada de atención" que merecen Cabanillas y Piqué, Trinidad Jiménez reiteró que el embajador "ha quedado en entredicho" incluso para desempeñar adecuadamente su tarea en Rabat, ya que las difíciles relaciones bilaterales requieren un representante "fuerte, creíble, solvente, dedicado no a montar informaciones falsas, sino a recomponer la relación".

En opinión de la dirigente socialista, las relaciones internacionales debe basarse siempre en el respeto mutuo y, si Marruecos ha sentido que España no le trataba según ese principio, "el Gobierno debe hacer un esfuerzo máximo por recomponer la situación".

Sería tan grave, a juicio de los socialistas, la posibilidad de que el Ejecutivo hubiera montado "este escándalo artificial" para retrasar el regreso a Madrid del embajador marroquí, que Trinidad Jiménez prefirió "no especular". "Sería lo último que me queda por oir en la actuación de un Gobierno", afirmó.