MARROQUIES PAGAN EN MADRID HASTA 50.000 PESETAS DE ALQUILER POR UNA CHABOLA EN LA CRUZ DEL CURA
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Los gitanos del poblado cabolista de La Cruz del Cura, situado entre la urbanización Mirasierra y la carretera de El Pardo, en la zona norte de Madrid, han encontrado un nuevo negocio: los marroquíes recién llegados a la capital les pagan hasta 50.000 pesetas mensuales por el alquiler de una chabola, según aseguraron fuentes de la Jefatura Superior de Policía.
"Es la ley de la oferta y la demanda, o lo que es lo mismo, el 'todavía hay clases'", manifestaron a Servimedia las mismas fuentes.
Se trata de la última noticia sbre uno de los "puntos negros" de venta de droga de Madrid; la penúltima surgió hace veinte días, cuando un juez dictó una orden de registro en el poblado, el `supermercado norte' de heroína (el del sur es La Celsa).
De poco sirvieron ese día los gritos de "¡agua!" de los gitanillos que pululan por el descampado, hijos de los "caseros" que alquilan chabolas a precio de la calle Serrano. Una nube de policías rodearon la zona y requisaron radiocasetes, joyas, bolsos, etc.
Ayer, domingo, el "supermecado" seguía abierto para X y la orden judicial de nueva intervención no llegó. X tiene 18 años, vive en la zona de El Pilar y viaja siempre a media mañana o a última hora de la tarde en el autobús que pasa por "la playa" y para en La Coma.
Con una bolsa de El Corte Inglés que esconde casi siempre un aparato de música llegó ayer al poblado y merodeó por el descampado para saber si hay "moros" en la costa. "Los radiocasetes son más fáciles de justificar", indicaron las fuentes policiales. "A ver cómo l dices a alguien que ese radiocasete no es suyo. Las joyas ya son otra cosa".
X observa la ropa tendida en las cuerdas que rodean alguna de las chabolas; según la posición de ésta, se sabe si hay "ropa tendida", coinciden los expertos. Los inquilinos de al lado, recién llegados del Magreb, otean la operación.
X sale de la chabola presuroso y sin bolsa, y desenvolviendo el papel arrugado entre las manos se acerca a un muro cercano y hace corro con decenas que salieron antes que él ligeros de equipje.
Rebusca en su pantalón la jeringuilla infecta, calienta la mercancía sobre una cucharilla doblada a lo Uri Geller y tantea el callo del brazo para inyectarse el preciado producto; a la vista del vecindario de Mirasierra. Si no encuentra vena pedirá a alguien del corro que lo haga por él.
Los traficantes de la Cruz del Cura abastecen de droga a los toxicómanos de La Coma, Ciudad de los Periodistas, Barrio del Pilar y Mirasierra, así como a los que se acercan en el autobús que cubre la línea 12.
MERCADO SEGURO
"Lo peor de todo", continuó el portavoz policial, "es que el `papelineo' no es delito y los gitanos esconden las grandes cantidades en la basura o en agujeros cerca de las chabolas. Si les pillas algo es una papelina, porque dos ya es delito. Actuaciones como las de hace veinte días sólo se dan porque sabemos que ese día llega algo".
La Policía está convencida de que los nuevos "caseros" del norte de Madrid "trabajan" la heroína con clientes fijos, como X, que forman un círculocerrado de enganchados, "un mercado seguro".
"Los gitanos", explica, "han pasado de vender frutas y ropa en los mercados a la venta de droga, y esa actividad les da un dinero que se suma a lo que ahora piden por las chabolas a los marroquíes".
Estas barracas, de hojalata, cartón y madera, como manda la tradición, carecen de agua y saneamiento, y la toma de luz es un cable al aire conectado al poste más a mano.
No faltan, eso sí, furgonetas último modelo en el descampado, que a última hora dela mañana de cualquier día de labor llevan a las gitanas hasta la sucursal de la Caja de Ahorros de Madrid en La Coma.
La gitana guarda turno, aseguran los vecinos, y cuando llega a la altura del cajero maniobra las mangas de su chal para que quede al descubierto un fajo con cientos de miles de pesetas.
Sólo una detención con pruebas como las que se obtuvieron en la redada de hace veinte días en el poblado hará que el juez dicté un bloqueó de esa cuenta bancaria.
"Nosotros comprendemos la sesación que tiene la gente de la zona de que actúan con impunidad, pero el juez, lógicamente, exige pruebas en la detención para luego poder actuar sobre el `blanqueo' de dinero", concluye la Policía.
(SERVIMEDIA)
06 Ago 1991
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