Conde aprovechó la presentación de su libro "El sistema, mi experiencia del poder" para anunciar que abandona el hermetismo que ha mantenido desde la intervención de Banesto por el Banco de España el pasado mes de diciembre y que da un nuevo giro a su trayectoria profesional para dedicarse al mundo de "la reflexión y la teoría política".

El ex presidente de Banesto quiso dejar claro que entre sus prioriddes actuales no figura la de desembarcar "ya" en la arena política electoral, pero ese matiz de "ya" puso de manifiesto que es una dedicación que no la descarta para el futuro.

"Si por política se entiende dar mi opinión sobre los asuntos públicos que interesan a los españoles, sí voy a entrar en política. Si por política se entiende desplazarme por los centros y universidades que me quieran oír, sí voy a entrar en política", afirmó el banquero.

Conde señaló que los últimos meses los ha dedicadopensar y a escribir el libro y negó de modo categórico que su silencio haya obedecido a un acto de cobardía o a un pacto con alguna instancia gubernamental o financiera.

A partir de este momento, aseguró que piensa recorrer el mapa español para explicar sus soluciones a los vicios y defectos del "sistema", concepto que constituye el eje central de su libro y al que hoy definió como un "entramado de poder" en manos de "la economía privada y algunos medios de comunicación", que, en su opinión, frena la libertades reales del país y que actúa independientemente de qué partido esté en el Gobierno.

Cuando se le pidió que descendiera más a la concreto y desarrollara más sus alternativas frente a ese "sistema", Conde contestó con evasivas. Al ser preguntado sobre cuál es su modelo político, contestó: "Yo no propongo ningún modelo político. Sólo hago reflexiones". Cuando se le inquirió por las reformas constitucionales que sugiere en su libro, replicó: "Eso no se lo voy a contar ahora".

Sí puso especal empeño en subrayar que ese sistema de poder -"en el que he estado pero del que no he formado parte"- ha cargado contra él porque su proyecto en Banesto era "una voz crítica frente a la política económica del Gobierno y porque decidimos entrar en medios de comunicación". "Un sistema tiene que funcionar cerrado y una grieta en el esquema de poder no se puede tolerar", señaló.

PRESIONES CONSTANTES

Respecto a la intervención de Banesto, que calificó de "acto brutal", fue, a su juicio, una decisión de Gobierno que atribuyó sin dudas a su negativa a comprar el Banco Ibercorp tras haber recibido desde el Ejecutivo "presiones directas y constantes".

"Recibí presiones para comprar Ibercorp. No lo hice porque mi consejo en pleno se negó rotundamente. Si hubiera hecho caso a Rubio y hubiera comprado, ¿habrían intervenido Banesto? Me da la sensación de que la respuesta es no", explicó.

Conde se mostró muy crítico con el gobernador y el subgobernador del Banco de España, sobre todo por haberles negad el derecho a explicarse antes de la intervención y por haber desoído la opinión favorable que, a su modo de ver, tuvo "hasta el final" el banco estadounidense J.P Morgan de su gestión en Banesto.

Aseguró que ahora está deseando que se atienda la petición del PSOE para que comparezca en el Congreso, al considerar que "ya es conveniente y razonable que se hablen de las implicaciones políticas del caso".

Sobre los actuales gestores de Banesto también tuvo palabras negativas y dijo que entre su proycto y el suyo sólo hay una diferencia: "Ellos tienen liquidez y están vendiendo las empresas".

Al presidente del Partido Popular, José María Aznar, tampoco le dedicó ningún elogio. Al contrario, se mostró molesto por haber leído unas declaraciones suyas en las que aseguró que no había leído el libro de Conde porque él sólo leía libros serios. "Al principio me sorprendió, pero luego pensé que es algo congruente", añadió.

En relación con el PSOE, confirmó que Carlos Solchaga le dijo en una ocasión ue la financiación de su partido es muy cara, pero negó que nadie de esa formación le haya pedido dinero y ni siquiera que se lo hayan insinuado.

Conde negó también tener constancia de ser uno de los impulsores de una operación de confabulación contra la monarquía, como ha insinuado el escritor José Luis de Vilallonga.