La Mesa de la Cámara Baja celebró esta mañana un intenso debate a cuenta del nuevo documento de Marín con el que rectifica la interpretación presentada el pasado 8 de febrero, con la que intentó "estirar" el Reglamento para hacer del Congreso un "espacio de convivencia pacífica" para todos.

No obstante, el presidente del Congreso, aclaró, no tiene en sus manos reformar la Constitución, que establece en su artículo 3.1 que la lengua oficial del Estado y sus instituciones es el castellano, por lo que si se trata de cambiar el régimen lingüístico, debe hacerse por otros mecanismos.

"No se va a conseguir por la vía de la escaramuza y la emboscada parlamentaria", agregó, "me niego a someter al Hemiciclo" a estas actitudes y sufrir la "tortura semanal" de los "encontronazos" que se producen con diputados de ERC, ya que en la Cámara hay "vascos y gallegos muy respetuosos".

Por ello, a partir de la "decepción" que Marín dijo haber sufrido por la "estrategia política" de quienes no aceptan una propuesta para la convivencia pacífica, se aplicará "estrictamente la legalidad" hasta que el nuevo Reglamento que está en proceso de elaboración fije definitivamente el régimen lingüístico de la Cámara.

Marín aclaró que no se trata de una resolución de la Presidencia, que requiere la aprobación unánime en la Junta de Portavoces, y que crea derechos para los diputados, sino la retirada de una decisión personal que, reconoció, "no era apropiada".

"Este presidente ha estirado el Reglamento hasta donde no lo ha hecho ningún otro. A mí me han enseñado que cuando se me facilita la vida, se da las gracias", concluyó. "He sido inocente, esperaba encontrar gente razonable, y no ha sido así".