En declaraciones a Servimedia, Mendiluce se congratuló de la manifestación celebrada est fin de semana en Londres, que ha reflejado la existencia "de un sector muy amplio de nuestra sociedad, consumidor de cannabis, que no debe ser marginado ni criminalizado".

La asimilación de esta sustancia natural con las drogas duras o elaboradas artificialmente en laboratorios es un problema arrastrado desde hace años, explicó, cuando la realidad es que su consumo es "cien veces menos nocivo que el del tabaco o el alcohol".

En consecuencia, denunció "la mojigatería y al reacción demagógica y viceral" de la sociedad y los políticos, al desoir los numerosos estudios que demuestran "la falta de peligrosidad" del cannabis y avalan su uso terapéutico contra los síntomas de determinadas enfermedades.

José María Mendiluce lamentó el bloqueo de varias iniciativas del Parlamento Europeo por parte de los "lobbys prohibicionistas, que cuentan con muchísimos recursos y poquísima inteligencia", y que han impedido la aprobación de medidas para reconducir los fondos utilizados para la represión del consum de cannabis hacia la información real sobre los riesgos de las drogas duras y su prevención.

Tras rechazar que los defensores de la legalización del cannabis incentiven la drogadicción, cargó contra los prohibicionistas, cuya "cerrazón" permite el enriquecimiento de los grades traficantes y llena las cárceles de víctimas con acceso a las drogas duras sin condiciones sanitarias, lo que les convierte en presas fáciles de enfermedades como el sida.

"ENDOGAMIA DE LA ILEGALIDAD"

"Por salvar su mora, están condenando a miles de personas a la delincuencia, a la prostitución y a la muerte, mientras los sinvergüenzas del narcotráfico, capaces de comprar políticos, policías y jueces, se enriquecen, y las víctimas las ponemos nosotros", reiteró.

A su juicio, sólo un "conjunto de irracionalidades" hace posible que se asocie "fumarse un canuto con ser un drogadicto", y lo peor es que "se asocia también en la mente del chaval". Además, la prohibición hace que los circuitos de distribución del cannabis etén en manos de mafias que controlan drogas duras o sintéticas, lo que produce una endogamia de lo ilegal que conduce a la criminalidad.

Mendiluce expresó su "tristeza" al comprobar que el racismo y el temor a la ultraderecha sacan a miles de personas a la calle en Francia, la legalización de la marihuana lo hace en Londres, mientras en España parece "que sólo nos mueve lo que nos toca directamente el bolsillo".

A pesar de creer que la sociedad española es "inmadura" en este sentido, se mostró opimista al respecto tras las declaraciones de algunos científicos partidarios de la legalización del cannabis para usos terapéuticos.