MARIA ANGELS FELIU AFIRMA QUE LO PEOR DEL SECUESTRO FUE ESCUCHAR QUE ESTABA "MUERTA Y ENTERRADA" Y ASEGURA QUE NO SE PAGO RESCATE

GERONA
SERVIMEDIA

Maria Angels Feliu, la farmacéutica de Olot liberada el pasado domingo tras 16 meses de secuestro, aseguró hoy en ruda de prensa que los peores momentos de su cautiverio fueron cuando se enteró de que su madre estaba hospitalizada y al oir por la radio que ella misma estaba "muerta y enterrada". Reconoció además que sufre el 'síndrome de Estocolmo' y que durante su cautiverio en un 'zulo' no vio a sus secuestradores.

La farmacéutica desmintió rotundamente que la primera pregunta que hizo a su familia al llegar a casa se refiriera al dinero que habían pagado por su rescate: "Ha habido muchas especulaciones. Yo no prgunté por el rescate porque ya me habían dicho que no se había pagado nada".

Ante un centenar de periodistas explicó, aunque con un guión previo de preguntas y respuestas -ya que el caso se encuentra aún bajo secreto de sumario-, que en el lugar donde permaneció había mucha humedad y que le permitían escuchar las emisoras de Radio 1 y Radio 5 a través de un altavoz que había en el habitáculo y encima del cual, dijo, podía sentarse a veces.

Respecto a la comida, narró que los secuestradores se la roporcionaban cada 24 o cada 48 horas y que era variada ("bocadillos, pan, tortilla, carne, yogurts"), aunque nunca le sirvieron platos calientes.

Maria Angels Feliu aseguró que al principio de su secuestro estaba convencida de que la liberarían "antes de navidades" pero que, a pesar de que le habían dicho que el móvil era económico, "al durar tanto pensaba que quizá se trataba de algún odio hacia mi". No obstante, afirmó que no guardaba "ningún odio" hacia las personas que la retuvieron.

Asimism, reconoció sufrir el 'síndrome de Estocolmo' y dijo que ella misma había pedido ayuda psiquiátrica. Sin embargo, matizó que "no estoy loca" y justificó el estado en que se encuentra debido a la larga duración del secuestro.

Sobre la convivencia con los secuestradores, indicó: "He vivido conmigo misma", ya que a las otras personas, a las que nunca vio la cara, sólo las veía cuando le llevaban la comida, aunque a veces hablaba con alguna de ellas, entre 6 y 7 minutos, sobre sus hijos y su familia.

"MERTA Y ENTERRADA"

La farmacéutica, que compareció en el hotel Riu de Olot junto al portavoz de la familia, Joan Capdevila, acompañada por su marido y sus padres, comentó que al conocer por la radio que se hablaba de la posibilidad de que estuviera muerta y enterrada, pensó: "Ojalá tuviera un teléfono" para desmentirlo a su familia.

Maria Angels Feliu se mostró contrariada con "algunas informaciones de los periódicos", e incluso comentó que "a partir de ahora ni entrarán (diarios) en casa". "Ni mehe autosecuestrado, ni huí, porque si no me hubiera llevado el DNI y trajetas de crédito". Dijo que todos los detalles de su secuestro los explicó tanto a la Guardia Civil como al juez instructor.

Entre otras cuestiones relacionadas con su cautiverio explicó que no podía caminar a causa del espacio reducido del 'zulo', pero que en algunas ocasiones le permitieron salir a "estirar las piernas". No obstante, lo hizo siempre "con la cabeza tapada y envuelta en una manta".

La farmacéutica añadió que abía leido algún libro ("Un grito en la oscuridad") y revistas ("Hola", "Lecturas") y que procuraba dormir, aunque en ciclos distintos. Manifestó que no sufrió claustrofobia, pero sí "angustia" en determinados momentos. Las únicas peticiones que hizo a sus secuestradores fueron "aspirinas al principio y valeriana".

Los problemas de higiene dijo que los resolvió "con garrafas de agua y jabón", y que ella misma se cortó el pelo, "con el objetivo de no pasar calor", con unas tijeras de punta roma que le roporcionaron los secuestradores.

(SERVIMEDIA)
31 Mar 1994
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