Varios estudios anteriores habían apuntado esta relación y señalaban que los mareos matutinos hacen que la madre ahorre calorías para que toda la energía la canalice en el desarrollo de la placenta.

Tras el análisis realizados en animales, el equipo de la Dra. Rachel Huxleya del Instituto de Ciencias de la Salud en Oxford, del Reino Unido, descubrió que las náuseas y vómitos matutinos regulan los niveles hormonales y aseguran que lleguen al feto los nutrientes suficientes.

Durante los primeros meses de embarazo se incrementa la producción de insulina, que regula el azúcar en la sangre y se libera en respuesta a la ingestión de alimento. Los elevados niveles de insulina y del factor del crecimiento de insulina-1 disparan el metabolismo de la grasa en la madre, en detrimeno del desarrollo del feto. Así, los vómitos y náuseas disminuyen la ingestión de alimentos y controlan los niveles hormonales.

Las mujeres que se encuentran por debajo de su peso ideal antes del embarazo no suelen experimentar mareos matutinos ya que necesitan acumular grasas. En cambio, estos síntomas suelen ser comunes en las mujeres con peso normal.