Según informó hoy el diario británico "The Independent", ETI es una organización compuesta por empresas, ONG y sindicatos, que empezó a funcionar en 1998 con siete miembros y tiene en la actualidad treinta y ocho, entre los que se encuentran la BBC, Levi Strauss, Marks&Spencer o The Body Shop.

Tanto Nike como Gap habían sido denunciadas en repetidas ocasiones por la explotación de los trabajadores y las penosas condiciones laborales de sus factorías del tercer mundo, así como por permitir el trabajo infantil, tras lo que han adoptado medidas recientemente para erradicar esas situaciones.

Así, Gap se ha comprometido a mantener su producción en la nación africana de Lesotho, en lugar de trasladarla a China, que ofrecía precios más competitivos.

Por su parte, Nike hizo público el mes pasado un informe que detallaba todos sus proveedores en el mundo. Según Hannah Jones, vicepresidente de Responsabilidad Social Corporativa de Nike, la empresa ha aprendido de sus errores. Jones reconoce que antes consideraban las denuncias de sus prácticas laborales como un problema de imagen, mientras que ahora el respeto de los derechos de los trabajadores de su cadena de producción se ha convertido en un aspecto central de su gestión. También se han propuesto liderar el cambio sistemático de estas políticas en toda la industria textil.

El objetivo de ETI es garantizar que las empresas que venden en el Reino Unido aplican la normativa laboral internacional a sus cadenas de producción en países en vías de desarrollo.

Ser miembro de ETI conlleva el compromiso de adherirse a un código básico de prácticas laborales, entre las que se incluyen el pago de salarios dignos, la prohibición del trabajo infantil y de excesivas horas extraordinarias, el reconocimiento del derecho de los trabajadores a formar sindicatos y negociar convenios colectivos, y la garantía de unas condiciones de seguridad e higiene en el trabajo.