En una declaración pública, Maragall afirma que "es preciso recordar" que el Estatuto de 1932 definía a Cataluña "como región y el de 1979 como nacionalidad. Setenta años después hemos conseguido hacer realidad lo que querían los legítimos representantes del pueblo de Cataluña, lo quereclamaba el presidente (Francesc) Macià y negociaba el ministro Carnero en Madrid".

"En aquel momento", prosiguió Maragall, "el Estado no aceptó las propuestas catalanas -ni de lejos- en su totalidad, pero aún así el presidente Macià optó por aceptar el Estatuto".

"Es cierto también", continuó, "que se ha desvanecido el espíritu unitario del 2 de noviembre de 2005, cuando los cuatro partidos estatutarios presentaron y defendieron el proyecto en el Congreso de los Diputados".

"Y que la presión opositora del Partido Popular, que no votó la Constitución y que probablemente no dejará que se modifique y mejore, ha tratado de impedir la aprobación del Estatuto y ha limitado la capacidad de maniobra del Gobierno Español", agregó.

"Pero tenemos un Estatuto indiscutiblemente mejor que el de 1979", subrayó Maragall, "y que representa un salto adelante histórico en el autogobierno de Cataluña. Es evidente que no es el mismo que el que salió del Parlamento de Cataluña, y que la parte del preámbulo que se refiere al concepto de Cataluña como nación es sobre todo descriptiva".

"Pero el conjunto del articulado es definitivamente satisfactorio en competencias, en nuevos derechos y en recursos. Tendremos un Estatuto que habla claramente de los derechos históricos y de los símbolos nacionales de Cataluña. Y, sobre todo, tendremos un Estatuto que nos dota de un nivel de autonomía y de autogobierno como nunca habíamos tenido", subrayó.