Según aseguró, "es una cuestión que ahora no se plantea. De aquí a cuatro años no sabemos qué pasará pero hoy es evidente que no". En su opinión, el cargo que ocupa como alcalde de Barcelona "es el mejor en este momento histórico".

Maragall dijo que "su equipo había hecho una gran gesta colectiva en estos diez años y, ante este esfuerzo, el puesto es una cosa que no lo cambiaría por nada".

Según explicó el primer edil de Barcelona, "estamos ante la tercera etapa de los Juegos Olímpicos, depués de la preparación y la realización, ahora entramos en la etapa de digestión de este esfuerzo".

El alcalde indicó que todos los objetivos conseguidos tras la celebración de los Juegos deben mantenerse. "Debemos demostrar que hemos mejorado y que somos capaces de convertir toda esta aventura en una mejora estable y permanente y no solo en el terreno de las infraestructuras y las inversiones sino también en el de la cultura en su sentido más amplio", subrayó.

Maragall dijo que la situación econmica del Ayuntamiento de Barcelona es positiva, a pesar de las constantes críticas de los partidos de la oposición. A su juicio, la ciudad puede soportar la deuda que tiene actualmente.

Pasqual Maragall, que accedió a la alcaldía de Barcelona en 1982, después de que el actual vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, fuera nombrado ministro de Defensa, ganó los comicios municipales en 1983 y posteriormente los de 1987 y 1991, aunque nunca consiguió la mayoría absoluta. Esto le obligó a gobernar en colición, todos estos años, con Iniciativa per Cataluña (IC).