Con ese fin, visitarán todo tipo de establecimientos comerciales de los veintiún distritos de la Ciudad de Madrid en los que se anuncien y comercialicen artículos o productos rebajados, para comprobar que se cumplen tanto aspectos generales como específicos en rebajas.

En cuanto a los aspectos generales, los técnicos comprobarán que el horario de atención al público esté expuesto en un lugar visible desde el exterior, aunque esté cerrado el establecimiento; que la publicidad y cláusulas que se exhiban no induzcan a error al consumidor y respeten sus derechos; y que se admitan tarjetas de crédito y débito si están anunciadas en el comercio.

Además, las hojas de reclamación tienen que estar a disposición de los consumidores, anunciadas en un cartel oficial y ser entregadas cuando se soliciten. Los consumidores que lo reclamen tienen derecho a recibir facturas o documentos acreditativos de las compras en los que se incluya todos los requisitos legales. También hay otros aspectos más concretos que los comerciantes deben de cumplir en época de rebajas: las fechas de las mismas tienen que estar visibles al público, esté o no la tienda cerrada, y su período de duración ha de ajustarse a los límites legales establecidos.

Los precios inicial y rebajado tienen que figurar tanto en el interior como en el escaparate del establecimiento; la calidad de los artículos rebajados debe ser la misma que en temporada, y los productos han de encontrarse en perfectas condiciones.

Si las ofertas en rebajas no afectan a todos las mercancías comercializadas, las rebajadas deben estar identificadas y diferenciadas del resto. Además, en el caso de cobrar por los arreglos de los artículos rebajados, eso debe de ser anunciado y figurar en el listado de los precios.