La violencia doméstica es uno de los principales problemas de los matrimonios rusos, el 65% de los cuales termina en divorcio. En la mayoría de los casos, el hombre ni siquiera se siente responsable de su comportamiento. A través del teléfono, la organización intenta convencer al agresor de que él es el único responsable.

Según un colaborador del servicio de ayuda, muchos hombres acusan a sus mujeres de su comportamiento gresivo. Creen que la esposa siempre tiene que escuchar y estar a su servicio. Para lograrlo, pueden permitirse cualquier agresión, según informa el diario holandés "Algemeen Dagblad".

Este comportamiento autoritario se debe principalmente al carácter tradicional de los matrimonios rusos, en el que las necesidades del hombre ocupan un lugar prioritario, al que debe subordinarse la mujer.

Las mujeres rusas denuncian los malos tratos en muy pocas ocasiones por temor a manchar la reputación de sus eposos. Pero la mayoría son infelices. Un reciente estudio demuestra que las rusas se sienten cada vez menos satisfechas de sus maridos. En 1996, el 65% de ellas se consideraba infeliz en el matrimonio. El índice de divorcios en Rusia es muy alto: dos de cada tres parejas terminan separadas.

Por otra parte, este proyecto intenta enseñar a los hombres violentos a canalizar sus energías hacia otras actividades, por ejemplo, dar un paseo o hacer deporte.