Según informó hoy la Jefatura Superiorde Policía de Madrid, en el momento del arresto el detenido se dirigió a su esposa y le dijo: "Rodarán cabezas".

En la tarde del pasado sábado un ciudadano acudió a la comisaría de Fuenlabrada para solicitar ayuda policial y rescatar a su hija Rosa, que estaba encerrada en el domicilio conyugal de la calle Italia. El marido, Oscar L.P., se había marchado de casa después de cerrar la puerta con llave para evitar que su esposa saliera del domicilio. Con ella se encontraba también su hijo de cuatro años. Dos hermanas de la mujer encerrada habían acudido previamente al bar donde trabajaba su cuñado para pedirle la llave del piso, pero éste se negó a dársela. Las dos mujeres conocieron la situación en la que se encontraba su hermana a través del portero automático, ya que la vivienda no tiene teléfono.

Tras la denuncia, los agentes se personaron en el bar donde trabajaba Oscar L. y solicitaron que les entregara la llave de la vivienda. El joven se mostró reticente a facilitar las llaves y llegó a dcir que iban a rodar cabezas, frase que repitió, increpando a su mujer, cuando llegó a su casa.

Rosa declaró a la policía que era víctima frecuente de malos tratos físicos y psíquicos por parte de su esposo. De acuerdo con su relato, éste no le entregaba dinero para el sustento de su hijo y para ella y precisó que sobrevivía con ayuda de su familia.

En su relato explicó también que hace 15 días había sido víctima de una situación similar. Estuvo encerrada desde las nueve de la mañana hasta las trs de la madrugada del día siguiente en su domicilio.

Según consta en los archivos policiales, en 1994 ya se tramitaron tres denuncias, por agresión, amenazas y detención ilegal. Contra la voluntad de su mujer, el detenido la llevó por distintas provincias de Andalucía durmiendo en el coche y sin poder comunicar con su familia. Fueron sus hermanas quienes, en aquella fecha, denunciaron la desaparición.

El detenido, que pasó a disposición judicial el pasado domingo, reconoce sustancialmente los hecos, pero justifica su comportamiento por las frecuentes ausencias de su esposa.