Aznar hizo este comentario al inaugurar las doce nuevas salas que el Museo del Prado dedica a la pintura flamenca y holandesa, y destacó entre los cuadros expuestos la "Artemisa" de Rembrandt, que simboliza la fidelidad amorosa.

En el paseo que realizó por la exposición, Aznar estuvo acompañado por su esposa, Ana Botella; la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre; el alcalde Madrid, José María Alvarez delManzano; el director del Museo, Fernando Checa; y el decorador de las nuevas salas, Gustavo Torner.

Torner optó por el recubrimiento de las paredes con una suntuosa tela de tonos dorados sobre un fondo de ocres y verdes, y con una iluminación cenital mediante luz natural, con un sistema de lucernarios y difusores de la más moderna tecnología, incluido el filtraje de los rayos ultravioleta.

Entre las nuevas salas hay tres de escenas religiosas, otras tres mitológicas, dos dedicadas al retrato, unaa la vida cotidiana y una a los paisajes, todas ellas de pintura flamenca. Otra sala recoge muestras de la pintura holandesa, con cuadros de Rembrandt, Claesz y Heda, entre otros.