Caudwell ha ordenado que sus trabajadores recurran a métodos más tradicionales de comunicación, como el cara a cara o el teléfono. Dice que con el tiempo dedicado a mandar e-mails le hacían perder un millón de libras al mes.

El magnate británico, a quien se atribuye una fortuna personal de 840 millones de libras esterlinas, afirma que la prohibición del correo electrónico ha tenido un efecto positivo instantáneo.

Según Caudwel, la medida ha aumentado nada menos que en tres horas el tiempo disponible por cada empleado para "concentrarse completamente en las ventas y el servicio a los clientes". Ahora sólo se reciben los correos electrónicos que manda la clientela.

Caudwell, de 50 años, ya tenía fama de excéntrico, pero hasta ahora se la había ganado por actividades que sólo le perjudicaban a él, como lesionarse el cuello tres veces en tres años, dos veces por caerse de sus motos y una por un mal aterrizaje al saltar desde uo de los trampolines de sus piscinas.

"The Independent" dedica un editorial al comportamiento del magnate para asegurar que su plantilla "seguro que ahora utilizara el teléfono para decirse lo que piensan de él". No obstante, sugiere que la medida puede beneficiar a quienes en el futuro no se verán en los aprietos que surgen cuando se manda a la dirección equivocada mensajes del tipo "realmente no la amo" o "mi jefe es un cerdo".