El consejero de Sanidad y Consumo, Manuel Lamela, dio hoy a conocer estos datos en la presentación del primer Diagnóstico de situación de la Alimentación y Nutrición de la Comunidad de Madrid, que recoge distintos indicadores sobre las tendencias y los hábitos de alimentación de los madrileños.

La publicación del Diagnóstico de situación de la Alimentación y Nutrición coincide con la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el próximo domingo, día 16 de octubre, y se enmarca dentro de las líneas de investigación y estudios del Plan de Alimentación y Nutrición puesto en marcha por la Comunidad de Madrid este año, a través de la Dirección General de Salud Pública y Alimentación.

Por término medio, los ciudadanos de la Comunidad de Madrid dedican el 16% de su presupuesto a la alimentación, y en el 65% de las ocasiones la compra la hace exclusivamente el ama de casa. La mujer se preocupa más por todos los temas relacionados con la alimentación mientras que el hombre se fija más en el precio y en el origen de los alimentos.

La dieta del madrileño es elevada en cárnicos (1,5 raciones al día) y resulta deficiente en la ingesta de frutas frescas dado que el 26,7% de la población no llega a tomar una ración al día.

Pese a que el consumo de frutas es menor del recomendado, la Comunidad de Madrid está por encima de la media nacional en el consumo de las frutas frescas (104,4 kilos/cápita al año), al igual que en leche (96,7 litros/cápita), pescado y hortalizas y platos preparados. Sin embargo, en la región se consume menor cantidad de pan (36,8 kilos/cápita), patatas y aceite que en el conjunto de España.

También llama la atención la diferencia en el consumo de bebidas en el hogar, puesto que en el resto de España se bebe, con diferencia, agua mineral como primera bebida y en una cantidad muy superior a la registrada en Madrid (48,7 litros frente a los 15,4 de Madrid).

ALIMENTACION INFANTIL

El consejero también ofreció información sobre la nutrición infantil, en la que destaca que tan sólo el 20% de los niños entre 5 y 12 años tienen una alimentación acorde con las recomendaciones relativas a la distribución de los nutrientes en la dieta.

De esta forma, el 80% de la población infantil ingiere grasas con valores superiores a los máximos recomendados. Estas ingestas se deben a los ácidos grasos saturados presentes en comidas como la bollería industrial y los aperitivos como patatas fritas y ganchitos.

Con respecto a las conductas alimentarias de los jóvenes, destaca el hecho de que el 29,4% de éstos afirma haber realizado algún tipo de dieta en el último año y el 22,1% dietas para adelgazar, siendo ésta muy superior entre las chicas (35,5% frente al 7,3%). La evolución de estos comportamientos desde 1996 refleja que la proporción de chicos que realizan dietas para rebajar peso ha aumentado un 23,9% y la de chicas un 15,1%.

La dieta de los jóvenes mantiene valores negativos en el consumo adecuado de verduras y frutas y todavía más de la mitad (un 54%) no toma dos piezas al día frente a la ingesta excesiva de carnes y derivados.

De igual manera sucede con la costumbre de comer chucherías saladas, puesto que el 19% de los jóvenes toman estos productos más de cuatro veces a la semana.