Antes de la votación, los portavoces socialistas y de IU, Jaime Lissavetzky y Angel Pérez, respectivamente, pidieron al presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, que retire el proyecto, que fue defendido por Antonio Beteta, consejero de Hacienda.

Beteta defendió la privatización de RTVM y cifró en 10.000 millones de pesetas anuales el dinero que podría ahorrarse, "aparte de la amortización de la deuda acumulada e 30.000 millones de pesetas", si se produce la privatización.

El consejero explicó que su propuesta persigue que las Cortes Generales den a las comunidades autónomas la posibilidad de poder privatizar sus televisiones regionales, pero dejó claro que "el mapa político" salido de las pasadas elecciones "no es el más idoneo".

Pérez dijo que "ustedes no son el centro-derecha, sino el centro de la derecha" y que el PP intentará "entregar a Pujol la posibilidad de decidir sobre RTVM, pero manteniendo u televisión pública".

Jaime Lissavetzky pidió al Gobierno que retire el proyecto, porque este debate es "inútil y un viaje a ninguna parte", ya que no tiene muchas posibilidades de prosperar en el Congreso.