Este hecho originó tensión en los pasillos, la misma que se creo después de que el presidente de la Cámara regional, Jesús Pedroche, decidiese limitar a cinco el número de invitados que cada grupo puede llevar a los plenos. Pedroche decidió, asimismo, que todas las personas invitadas por diputados a visitar la Cámara o a comer en el restaurante abandonasen el edificio antes del inicio del pleno.

Estas medidas fueron criticadas por el PSOE e IU, quienes se quejaron también por los problemas tenidos por profesionales de los medios informativos que no estaban acreditados con anterioridad.

Estas normas fueron aceptadas por algunas personas, pero otras, como el alcalde de Pinto, Antonio Fernández, que había acudido acomer con su mujer, la secretaria general del Grupo Socialista, no acataron la orden.