Ayer tarde, todos las autoridades de los municipios afectados, junto con los ingenieros forestales de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid y de Castilla y León, se reunieron para evaluar la situación y las posibles medidas que se puedan tomar.

Según el alcalde de Cercedilla, de momento se descrta la utilización de productos químicos, a pesar de que en un principio se pensó fumigar la zona, incluso con avionetas. Por ahora, se va dejar que siga el proceso biológico de este insecto y se espera que en un plazo máximo de 15 días la oruga se enterrará y morirá a causa de sus própios parásitos.

Además, López señaló que se quieren evitar daños importantes a "una zona que lleva más de veinte años sin recibir ningún producto químico, lo que ha propiciado una recuperación de la fauna autóctona".

Hasta el momento, la consecuencia de la plaga es la desfoliación de los pinos silvestres afectados. Sin embargo, la vida de estos árboles no corre peligro y se espera que en la próxima primavera vuelvan a reverdecer, aunque se hará un seguimiento continuo de la evolución de la plaga y del estado de las plantas.

La plaga fue detectada el pasado viernes por técnicos forestales, que no habían percibido ningún síntoma los días anteriores. Para el alcalde de Cercedilla, se trata de "una eclosión rabiosa". Según López, esta plaga "es completamente desconocida en esta zona" y sólo se tiene referencia de un fenómeno similar en la sierra de Albarracín hace unos 35 años.

Una de las causas que se barajan de que haya sido ahora cuando los huevos de este insecto hayan eclosionado, provocando la plaga, es el clima registrado a lo largo del año: un invierno poco frío, una primavera muy lluviosa y un verano bastante cálido.