Teixidor afirmó que entre las piezas que han sido convertidas en chatarra se encuentran algunas que obtuvieron altas calificaciones deuna comisión de expertos que creó el propio Museo para evaluar el valor de sus fondos.

Como ejemplo, Teixidor dijo que ha sido destruídos un vagón de mercancías identificado como J-24617, construído en 1930 y que obtuvo una valoración histórica de 8 sobre 10 de los expertos. Igual suerte ha corrido otro vagón del mismo tipo, de 1940 y que estaba registrado como J-102138, y que obtuvo la misma calificación que el anterior.

El achararramiento de las piezas se ha llevado a cabo en la estación de Sana Catalina de Madrid, donde se encuentran también otros fondos que el Museo considera que no tienen valor histórico.

Según Teixidor, el Museo está destruyendo este material porque carece de espacio para alojarlos, al haber enajenado los terrenos en los que antes estaba en operaciones inmobiliarias.

Este aficionado a los ferrocarriles denunció a finales de julio que entre las piezas de las que el Museo quería deshacerse había una grua de vapor inglesa de 1906. La destrucción de la grua fue paralizda por la Comunidad de Madrid, que pidió que se realizase un informe.

Por su parte, el Museo del Ferrocarril declaró a través de un portavoz que las piezas que iban a ser destruídas, entre las que se encuentran las 14 antes citadas, eran "carentes de valor o con poco interés histórico".

RETIRADA DE PLACAS

Teixidor dijo asimismo que han sido retiradas de las 15 piezas que han sido destruídas y de otras 14 que están a la espera de ser convertidas en chatarra, las placas identificatorias que faciltan su identificación.

Según este entendido, la retirada de las placas ha sido realizada con taladros eléctricos y de forma sistemática, de manera que no ha podido ser realizada por desconocidos. Teixidor cree que han sido quitadas por el propio Museo para evitar la identificación futura de las piezas.