En hora punta (de 6 a 9, tanto de la mañana como de la tarde), los trenes de Renfe realizarán, si se cumplen los servicios mínimos, entre el 50 y el 75 por cien de los viajes, mientras que durante el resto del día habrá un tren por línea y sentido cada dos horas, excpto en la línea C-5 (Madrid-Móstoles-Fuenlabrada), con un tren cada hora.

Las líneas de Cercanías son alternativas a todos los accesos radiales por carretera a Madrid, salvo a la N-I, por lo que eso significa que cinco carreteras nacionales verán notablemente incrementado el número de usuarios debido a la huelga de Renfe.

Los que consigan llegar a la ciudad comprobarán que el interior de la misma está más saturado que de costumbre por la huelga de Metro, con unos mínimos del 50% en hora punta y e 40% el resto de la jornada.

Si a todos estos factores se suman los tradicionales atascos que registran las zonas comerciales de la capital con motivo de las compras navideñas, la abundancia de dinero en el bolsillo de los madrileños propia del mes y el poco tiempo laborable que dejan tantas fiestas en diciembre y que obligan a realizar las gestiones, compras y obligaciones en pocos días, el cóctel puede ser explosivo y traducirse en un monumental atasco.

El siguiente día conflictivo de la semanaes el jueves 15, segunda jornada de paro en el Metro. Ya en la semana siguiente, el 19 y 21 están previstas huelgas en el Metropolitano, y el 22 y el 23 en Cercanías de Renfe. La última semana del año contará con cinco días, los cinco últimos de 1994, en los que habrá paros en el transporte público: el 27, 28, 29 y 31, del Metro, y el 30, de Cercanías.